La envidia como emoción

 La envidia es una de las emociones más complejas que existen. Además, se encuentra socialmente estigmatizada y descalificada -al punto que decirle a alguien «¡envidioso!» se convirtió en una forma de insulto humillante-. Por esta razón, cuando sentimos envidia, a menudo tratamos de ocultarla como si se tratara de algo terrible. Toda esta atmósfera desacreditadora hace más difícil aún la posibilidad de comprender la complejidad de esta emoción y la riqueza potencial que tiene en sí misma.

 Lo primero que debemos aclarar… ¿Qué es la envidia?

Suele definirse a la envidia como la reacción de dolor y enojo que intenta destruir lo que la otra persona tiene cuando percibimos que alcanzó algo que deseamos y que no hemos logrado.

Esta reacción puede darse en infinitas situaciones, ya que hay más deseos que gente en el mundo.

Condiciones que generan envidia

La envidia no es un «defecto» que ataque a algunas personas y a otras no, sino que es una emoción universal. Es decir que todos los seres humanos podemos sentirla en la medida en que se den ciertas condiciones: contrastes intolerablemente dolorosos.

Describamos entonces cuáles son las condiciones que la generan:

1. Cuando experimentamos ciertas necesidades o deseos y percibimos a alguien que ha realizado alguno de esos deseos.

2. Cuando, además, creemos no disponer -ni en el presente ni en el futuro- de los recursos necesarios para lograr realizarlos.

3. Cuando tampoco contamos con una cuota suficiente de deseos satisfechos y disfrutados como para equilibrar el dolor que producen los no realizados.

Si estos 3 componentes están presentes, el contraste entre la percepción del logro alcanzado por otra persona y lo que no estamos realizando (es decir, las propias carencias) no puede percibirse durante un tiempo extendido. ¿Por qué? Porque la desorganización y el dolor que produce no es algo que nadie esté dispuesto a tolerar de forma permanente. Por lo tanto, o la situación se equilibra a través de la realización de logros propios, o lo hace eliminando la percepción de los logros ajenos.

Es posible reaccionar con envidia frente a la noticia de alguien que se enamora y comienza una relación de pareja; ante un ascenso de un/a compañero/a de trabajo -o de una persona que trabaja de algo totalmente diferente a quien reacciona con envidia-; puede aparecer cuando nos cuentan que harán un viaje, que compraron un automóvil, que conocieron a una celebridad, ¡o que recibieron un lindo detalle por su cumpleaños! Todo puede ser materia prima para despertar a esta emoción.

Por regla general, cuando deseamos algo y no lo tenemos, no nos encontramos continuamente en contacto directo y en un primer plano con ese deseo que no hemos realizado. Dicho deseo permanece en un estado de anestesia parcial.

Pero en el momento en que otra persona alcanza ese logro, nos conectamos directa y abruptamente con el deseo. Es decir, su estado de anestesia parcial cesa y nuestro cerebro trae automáticamente este deseo NO alcanzado.

A este suceso puntual se agrega otro factor que agranda aún más el contraste: junto con el deseo particular se des anestesian también —como en cascada— los otros deseos que no han sido realizados. Si son muchos y significativos, el contraste es intenso y doloroso. Y si, además, supera nuestra capacidad de absorberlo, el dolor se convertirá en enojo hacia quien obtuvo lo que deseábamos.

Lo que sucede a menudo, es que al no tener conciencia de nuestros deseos no satisfechos, podemos creer que quien nos hace partícipe de su logro, es el o la causante del dolor, porque ha despertado a partir de su logro. Y allí se activa una reacción de crítica, descalificación, o el deseo de que nadie logre realizar ese deseo.

¿Por qué envidiamos?

Hemos expuesto que cuando se intenta explicar la razón de ser de esta emoción, se la considera, generalmente, como una forma del odio.

En la definición habitual de la envidia el acento está puesto en «la destrucción de la persona envidiada o de sus logros». Pero si observamos más atentamente este sentimiento comprobaremos que el deseo de destrucción no es el objetivo central de la envidia.

El objetivo central de la envidia es la eliminación de un contraste cuya percepción produce un dolor insoportable. Es decir, la envidia quiere eliminar lo que alguien más consiguió, porque yo no lo conseguí y lo quiero.

Esta distinción puede parecer una sutileza mínima e irrelevante, pero cobra gran importancia si queremos realmente comprender la envidia e intentar resolverla de manera sana.

Cuando una persona está elaborando algún sentimiento de envidia, una pregunta que puede ayudar a comprender qué está detrás es la siguiente:

«Si te fuera dada la posibilidad de realizar un deseo y tuvieras que elegir entre dos alternativas: uno, que la persona envidiada perdiera efectivamente todos los logros que le envidias, o dos, que lograras alcanzar tus deseos más queridos mientras la otra persona mantiene todo lo que ahora le envidias. ¿Qué alternativa elegirías?»

La mayoría de las personas elegirían la segunda alternativa. Esta elección muestra que la prioridad de quien envidia es, en realidad, lograr realizar lo que desea y no puede. Cuando cree que alcanzarlo es imposible -y solo por eso- trata de eliminar el contraste destruyendo el logro ajeno. Es decir, la destrucción del logro externo no es un fin en sí mismo, sino un medio para neutralizar un contraste. Nadie lo tiene. Por eso la envidia quiere destruir.

La envidia no es una forma de odio hacia la persona envidiada como siempre se creyó, sino que es una forma que asume la necesidad impotente y desesperada, intentando eliminar la percepción de todo lo que le recuerde su carencia.

Quien envidia a menudo no se da cuenta de que lo que quiere eliminar es el contraste. Muy pocas personas son conscientes de esa motivación profunda. Más bien sienten que perciben lo que sostiene la explicación tradicional.

Redefinamos la envidia

El psicólogo Norberto Levy ha hecho sin duda un gran aporte para redefinir la envidia, quitándole los estigmas e invitándonos a comprenderla. Para terminar este artículo, esto es lo que el autor expone para comenzar a identificar las verdaderas raíces de la envidia:

El primer instante de la envidia es un dolor agudo ante un contraste que nos remite a nuestros deseos insatisfechos. Si aprendemos a utilizar esa señal descubriremos la riqueza potencial de la envidia y, ya no surgirá la necesidad de destruir los logros del otro.

Norberto Levy

Psimosquera

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Cinco estilos de comunicación en los vínculos, sexo afectivos.


 Existen muchos estilos de comunicación que pueden predominar en nosotr@s. En este artículo podrás identificar cuál es el tuyo e incluso el de las personas que te rodean. Una vez que lo hayas hecho, podrás planificar cómo comenzar a trabajar para ir camino a una comunicación más funcional y saludable.

5 estilos de comunicación en los vínculos sexo afectivos

ESTILO DE COMUNICACIÓN NEGATIVA

Este modo de comunicación destaca sólo los aspectos negativos de la otra persona. No manifiesta deseos sino que promueve la defensa de aquello desagradable, incorrecto en la otra persona todo el tiempo. En este tipo de comunicación un miembro de la pareja o los dos se marcan constantemente aquello que no están haciendo bien.

Un ejercicio práctico que te ayudará a notar si tienes este estilo de comunicación es intentar escribir una lista de 5 atributos, virtudes o cualidades de con quien tienes un vínculo sexo afectivo. Si al intentar realizar esta tarea no aparece nada bueno que apuntar te indicará que estás comunicándote a través de este modo.

ESTILO DE COMUNICACIÓN ESQUIVA

La comunicación esquiva está caracterizada por la indiferencia, por promover la angustia y ser ineficaz para comunicar. En resumen, quien tiene este estilo se comunica sin decir lo que en realidad quiere decir. (Sí, por extraño que suene.)

En un ejemplo, se vería de esta manera:

— ¿Qué quieres?

— Quiero ser feliz. Quiero sentirme valorada como corresponde. No estoy en este momento para decirte lo que yo quiero.

O así:

— ¿Todo está bien? Hace días que no me hablas y siento que me estás evitando.

— Vos deberías saber.

Esta clase de comunicación es una “NO COMUNICACIÓN” o comunicación fallida, porque la persona que esquiva el problema nunca deja en claro cuál es su reclamo para la otra persona y, por ende, no le permite saber qué tiene que cambiar.

Los mensajes se transforman en acertijos que deben ser descifrados, lo que resulta desgastante.

ESTILO DE COMUNICACIÓN IDEALISTA O ALECCIONADORA

Este estilo suele ser de los tipos de comunicación más desgastantes. Es un estilo que promueve situaciones de poder, deja en falta a la otra persona y no facilita el acercamiento.

Esta comunicación nunca es con la persona, sino con los conceptos.

Aquí tienes un ejemplo:

— “Yo te amo”.

— “No me digas que me amas, porque el amor implica muchísimas cosas”.

O puede también sonar como esto:

— “Yo quiero hacer las cosas bien contigo”.

— “Mira, hacer las cosas bien es solo una intención, pero con las intenciones no hacemos nada, el camino al infierno está lleno de buenas intenciones”.

Quien encarna este rol aleccionador dice cómo debe ser todo. Define la pasión, el amor, las relaciones, y la otra persona es colocada en el lado contrario. Así, la persona aleccionadora queda en un lugar de poder, y quien es aleccionad@ es relegad@ siempre al lugar de la falta, de la falla.

Hay un@ que sabe qué hay que hacer, y desde esa posición acusa a la otra parte de que no solo no sabe, sino que además lo hace todo mal.

Para el psicólogo Eugenio Romero este tipo de comunicación es el que favorece las infidelidades, porque el receptor se siente en falta, y necesita alguien que le diga que no es cierto, que vale, que hace cosas bien y tiene aciertos.

Es el resentimiento que se genera en quien es aleccionad@ lo que le habilita -a su parecer- a la apertura de relaciones paralelas que compensen este yo tan bastardeado por su pareja.

ESTILO DE COMUNICACIÓN AMBIGUA

Este tipo de comunicación deja a la otra persona con una demanda, pero sin posibilidad de acción alguna. Nadie sabe qué hacer, ya que no hay ningun pedido concreto, sino solo una demanda poco concreta y mucho malestar. Este estilo de comunicación promueve la ansiedad.

Para comprender la comunicación ambigua es necesario diferenciar entre pedidos y demandas:

• El pedido es claro. (Ejemplo: “Necesito X cosa”, acompañado de alguna instrucción de cómo es posible hacer que suceda.)

• En cambio, la demanda es inespecífica. (Ejemplo: “No me haces sentir especial”, sin dar ninguna clave de lo que hacerle sentir especial es en realidad.)

La clave entonces para trabajar con este estilo de comunicación es transformar la demanda flotante, ambigua y abstracta, en un pedido de algo concreto.

Entonces, frente a la demanda “Yo necesito que vos me hagas feliz”, se buscará indagar en cuáles son aquellas cosas que le harían feliz, hasta encontrar al menos una.

ESTILO DE COMUNICACIÓN ASERTIVA

Este estilo de comunicación es empático y favorece los acuerdos. Se caracteriza por la congruencia entre lo que queremos decir y la forma de decirlo.

Es importante decir que esta comunicación constituye el mejor de todos los estilos de comunicación, al que deberíamos aspirar si queremos tener relaciones tan sanas como sea posible.

Un ejemplo de comunicación asertiva sería:

Quiero decir: — “Me gustaría que hagamos algo junt@s hoy.”

Y digo: — “Me gustaría que hagamos algo junt@s hoy.”

Aprender a comunicarnos con claridad y asertividad es posible, y abre la puerta al éxtasis de las relaciones. Podemos comunicarnos de manera asertiva cuando lo que buscamos no se encuentra teñido por el miedo.

¿Miedo a qué? A no ser aceptad@, a que nos evalúen o juzguen, a mostrar más deseo que la otra persona en un vínculo sexo-afectivo, a que se cumplan los mandatos familiares o las creencias previas, y la lista continúa…

Para comunicar con asertividad es necesario sentirnos libres: Libres de las heridas del pasado, de los prejuicios, de las creencias y mandatos de nuestras familias. Y tener claro qué cosas nos generan felicidad.

 Para comunicarnos asertivamente necesitamos ser libres.

Desde luego esto no es una tarea sencilla. Hay que trabajar para explorarlo. Y la terapia es la mejor herramienta para ello, siempre.

¿Quieres leer más sobre comunicación asertiva y cómo practicarla en tus relaciones? Te recomiendo leer artículos que contengan algunas reglas para comunicarnos mejor, Los cuatro jinetes del apocalipsis que aborda temas de pareja y tiene algunas recomendaciones para la comunicación, el artículo ¿Que es la responsabilidad afectiva? Nos explica que es y algunas maneras de aplicarla.


Psicoterapia

Desborde de emociones

Psimosquera


Hábitos: como sostenerlos en el tiempo.

 Hábitos…

¿Por qué es tan fácil repetir malos hábitos y muy difícil desarrollar buenos hábitos? ¿Sabes qué es la identidad y qué tiene que ver con los hábitos?

Pocas cosas pueden tener un impacto más poderoso en tu vida que mejorar tus hábitos rutinarios. Y esto no es porque los hábitos te ayuden a alcanzar mejores resultados (aunque, por supuesto, sí lo hacen). No. Lo es porque los hábitos son capaces de hacerte cambiar tus creencias acerca de ti mismo y también de ayudarte a construir una nueva identidad.

Los hábitos, el verdadero camino al éxito.

Tendemos a pensar que aquello que nos transforma y vuelve personas exitosas es un acontecimiento único y enorme, y -como consecuencia lógica de este pensamiento- solemos menospreciar los pequeños cambios, como si no sirvieran de mucho. Pero no es así. El éxito es producto de la repetición de nuestros hábitos diarios.

Nuestro patrimonio es un reflejo de nuestros hábitos financieros. Nuestra salud es un reflejo de nuestros hábitos alimenticios, de ejercicio y de salud mental. El conocimiento que tenemos es un reflejo de nuestros hábitos de estudio. Nuestro desorden es un reflejo de nuestros hábitos de limpieza, y así…

Las tres capas de un cambio de conducta

Existen tres niveles en los que los cambios pueden ocurrir: la identidad, los procesos, y los resultados.

La primera capa, superior o externa, es la de un cambio en los resultados.

Algunos ejemplos pueden ser: perder peso, publicar un libro, ganar un campeonato, aprobar un exámen. La mayoría de las metas que te propones lograr están asociadas con este nivel de cambio.

La segunda capa, la del medio, incluye cambiar los procesos.

Aquí se trata de implementar nuevas rutinas: de actividad física, de organización, de prácticas en general, etcétera. La mayoría de los hábitos que desarrollas están asociados con este nivel.

Y la tercera capa, la más profunda, incluye cambiar la identidad.

Es decir, cambiar en el orden de las creencias: tu visión del mundo, la imagen de ti mismo, lo que piensas sobre ti, cómo te defines.

Cuando los hábitos están basados en resultados -es decir en la primera capa-, el enfoque está en lo que queremos lograr. En cambio, en los hábitos basados en la identidad -la capa más profunda- el enfoque está en quién queremos llegar a ser.

La mayoría de las personas empiezan el proceso de cambiar un hábito enfocándose en las metas, aquello que quieren alcanzar, y ni siquiera consideran cambiar su identidad cuando se deciden a mejorar.

Ahí está el error, porque esto los conduce a hábitos que están basados sólo en los resultados. No hay un sentido más que el de llegar a la meta.

Pero lo que realmente funciona para cambiar un hábito y quienes somos, es construir hábitos basados en cambios de identidad. NO en los resultados.

Una conducta que no va de la mano con mi yo no será duradera.

¿Cómo construir un hábito duradero?

Entonces, la clave para construir hábitos imposibles de romper y que tu cerebro incorpore a tu día a día sin esfuerzo alguno es empezar de atrás hacia adelante. Justo lo opuesto a lo que solemos hacer: es decir, primero cambiar tus creencias, para después cambiar los procesos y finalmente, las metas llegan solas.

¿Cómo cambio mi identidad?

Es posible lograrlo con dos sencillos y a la vez complejos pasos:

1. Decidir el tipo de persona que queremos ser. ¿Cómo te gustaría que otros te describieran? ¿Qué valores y principios tienes? ¿En quién te gustaría convertirte? ¿A quién admiras mucho?

Para reforzar este proceso puedes pensar en una persona que admires y preguntarte cómo se comportaría esa persona en su día a día.

2. Llevar a cabo pequeñas acciones que sean congruentes con esa persona que quieres ser. Tómate unos minutos para reflexionar profundamente sobre la mejor versión de ti mismo en la que te quieres convertir. Imaginatela y descríbela con el mayor detalle posible.

Ahora, tómate unos minutos para describir la rutina que esa persona tendría. ¿Cuál de esos hábitos crees que podrías empezar a adoptar? ¿Con cuál podrías empezar hoy?

Comienza hoy mismo con un hábito sencillo que podrías adoptar para acercarte a esa mejor versión de ti mismo. Busca acumular pequeñas victorias.

La forma máxima de motivación intrínseca se da cuando un hábito se convierte en parte integral de tu identidad.


Psicoterapia

Psimosquera

Desarrollo personal


Mini guía para reflexionar sobre el año.

 

Llegamos al último mes del año. Increíble, ¿cierto? Diciembre es un momento sensible y significativo porque suele ser un momento de finales, cierres, pausas y descansos. 

 

 Es una excelente época para mirar hacia dentro y reflexionar sobre la propia vida. Para llevar a la consciencia los miedos, los dolores, los deseos y los objetivos. El fin de año es un estupendo momento para empezar a cambiar lo que quieres cambiar de ti mism@ y de tu vida. Claro que cualquier día es válido para hacerlo, pero este momento nos da un empujón adicional: cierra un ciclo y comienza uno nuevo. 

 

 ¿Cómo hacer de diciembre un mes constructivo a nivel emocional? A través de actividades que nos permitan reflexionar, como son los rituales. Los rituales nos acompañan a los seres humanos desde tiempos inmemoriales para darle sentido a lo que hacemos y registrar qué cambios queremos hacer. Son un momento de pausa para identificar nuestras intenciones y celebrar el presente. Es cierto: el inicio de año no es un antes y un después por sí mismo. Pero puede serlo si decides que lo sea. Es decir, si aprovechas este momento para mover las piezas de tu vida que necesitas, todo podría cambiar a partir de ahora. En principio, reflexionemos sobre el 2022.  

 

¿Lo hacemos en conjunto?  

 

¿Cuáles fueron los mejores momentos del 2022? 

 

Tómate el tiempo necesario para traer a tu mente los momentos más valiosos que viviste durante el 2022. Pueden ser grandes eventos que celebraste o simples momentos que disfrutaste. Posiblemente estén asociados a la diversión, la calma, la felicidad o la ternura. 

 

 

 

 

 

 

Ejemplo:    

  • una conversación que tuve con mi mamá luego de romper en llanto.  

  •   El primer beso con mi actual pareja actual. 

  • El viaje que hice con mis amig@s a la playa.  

  •   El abrazo con mi abuelo el día de su cumpleaños. 

 

Ahora tú: ...................................................................................................................................................................................…......…...........................…......................................................................................................................................................................................................................................................…......….................…...............….................….........................................................................................................................................................................................................................................…....................................….....................….................................................................................................................................................................................................................................................................................................



2. ¿Cuáles fueron los mayores desafíos que tuviste? 

 

Piensa en aquellos retos a los que te enfrentaste este año y escríbelos, más allá de estar o no satisfech@ con el resultado. 

 

Ejemplo: 

  •  Adaptarme a un nuevo trabajo. 

  •   Responsabilizarme de los cuidados del perro que adopté. 

  •   Despedir a mi herman@ . 

  • Atreverme a poner límites. 

 

 

 

 

 

 

Te toca a ti, escribe tu respuesta:


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3. ¿Qué te inspiró durante el 2022? 

 

¿Cuáles fueron los libros, películas, autores, músicos o referentes que más te marcaron este año? Identifica las personas o producciones que más te inspiraron este año, aquellas que te dejaron un valioso aprendizaje. 

 

Ejemplo: 

  •  El libro ensayo de la guerra, de José Saramago. 

  •  La serie “Está bien no estar bien”, de Park Shin-woo. 

  •  El autor Walter Riso. 

  • La cantante Carla Morrison. 

 

Ahora tú: ........................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................

 

 

 

 

4. ¿Cuál fue tu mes favorito y por qué? 

 

Repasa mentalmente los meses del año y detente allí donde encuentres recuerdos que te saquen una sonrisa, o detectes un momento que marcó tu año. 

 

Ejemplo: 

  • Mi mes favorito fue junio poque tomé la decisión de darle la entidad necesaria a mi bienestar. 

 

Te toca a ti, escribe tu respuesta: ......................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................

 


5. ¿De qué estás orgullos@? ¿Cuáles fueron tus logros? 

  

Procura no compararte con otras personas y no evalúes tus logros según el reconocimiento que la sociedad le da a esos aspectos, enfócate en lo que A TI te haga sentir orgullo. 

 

Ejemplo: 

  •   Estoy orgullos@ de haber aprendido a poner límites y de haber aprobado cinco materias de la Universidad. 

 

 

 

 

 

Llegó tu momento, ¡enorgullécete de ti!: 

 

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6. ¿Cuáles fueron los mayores aprendizajes? 

 

Piensa en las lecciones que te ha dejado el 2022 o en lo que estás aprendiendo ahora mismo. 

 

Ejemplo: 

  •   Aprendí a no ser tan dur@ conmigo mism@. 

  • ­ Aprendí a pedir ayuda­. 

  • Estoy aprendiendo a dejar de esperar que el resto de las personas actúen como a mí me gustaría. 

 

Escribe tus lecciones aquí abajo:


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Esta mini guía llegó a su fin.  

 

El año termina y todo parece vivirse más a flor de piel. La sensibilidad se hace notar. Es un valioso momento para hacer un balance y pensar en los diferentes aspectos de la propia vida. ¡No te pierdas las próximas guías! Te ayudarán a iniciar el 2023 con mayor claridad e intención. 




Psimosquera

 

 

 

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