Amor ¿esencia o emoción?


El amor debe ser el tema sobre el que más se ha teorizado, reflexionado, cuestionado, investigado. Es de las temáticas más controversiales en la historia de la humanidad. Intentar definirlo, conceptualizarlo o discutirlo resulta una tarea sumamente difícil debido a la magnitud de su alcance, su cantidad de significados y simbolismos, tanto para las comunidades del mundo, como para cada persona individualmente. Habiendo dicho esto, entenderán que estoy muy lejos de pretender abarcar la totalidad del tema, porque eso seria imposible, pero si intentaré traerles hoy algunas nociones básicas.

Veamos… El amor es una de las 5 emociones básicas, y es una de las emociones placenteras junto con la alegría. Recordemos quelas emociones básicas (de las que se deprenden todas las demás) son 5, dos placenteras, el amor y la alegría; y tres displacenteras: miedo, enojo y tristeza.

El amor tiene una función como todas las emociones primarias. Esta función es la de hacernos saber con quién queremos estar y qué es lo que más nos apasiona hacer. Podemos amar a una persona, o a alguna actividad. El amor nos dice entonces con quien queremos estar, y qué cosas nos realizan.

Ahora, esto es el amor como emoción. Pero, el amor es también, para las escuelas humanistas, una esencia.

A este punto vamos a establecer una diferenciación (Weintraub, 2020): El amor como emoción, y el amor como esencia. Veamos de qué se tratan estas diferencias.

Definimos anteriormente al amor como emoción, con la función de hacernos notar CON QUIÉN queremos estar, y QUÉ queremos realizar.

Bien, ahora… ¿Qué significa que el amor es una esencia? Significa que el amor es lo fundamental del sujeto, la base del sujeto. Las personas somos amorosas por naturaleza. Todo lo que hacemos tiene que ver con la expresión del amor, o con la búsqueda de amor.

Y esta noción resulta súper controversial, ya que aquí ustedes me dirán, ¿Y cuando alguien abandona a alguien, dónde está el amor?

Sí, se que es difícil ver el amor allí. Pero siganme en esta idea y lo entenderán con más claridad.

Para detectar el amor en un gesto que muestra abandono, agresividad, o violencia, por ejemplo, hay que pensar esa conducta como la punta de un ovillo de lana. Si tiramos y tiramos de ese ovillo, y vamos poco a poco desenredándolo, encontraremos que esta conducta agresiva en lo profundo, tiene que ver en realidad con la búsqueda del amor, expresada de manera completamente disfuncional, mal gestionada y terrible, pero búsqueda del amor al fin. En cada gesto de agresividad y violencia, veremos que el sujeto fue quedando atrapado en su propia historia. Y es otra persona muy diferente al ser que el sujeto era antes de ser adulto.

 ¿Qué le paso a este sujeto que pasó de ser un niño amoroso a ser este adulto agresivo?

Este movimiento de ir desde la conducta de hoy (agresiva) poco a poco hacia atrás, tirando del ovillo de lana, hasta la observación del armado del psiquismo de una persona, es el movimiento terapéutico. Cuando aprendemos a tirar de la conducta agresiva del otro, tirando y tirando hasta encontrar el por qué, el qué quería en realidad decir allí en lo profundo, nos vamos dando cuenta de que TODO finalmente es expresión del amor, o búsqueda del amor. Norberto Leví decía que “El odio es amor desesperado”. Un sujeto que ama y no se siente reconocido en el amor.

Y comprenderán que con esta idea NO justificaría nunca el odio, el abandono, el rechazo, la violencia. ¡Claro está que no digo eso! Cada quien luego deberá hacerse responsable de lo que le toca.

Pero sí quiero que vean cómo es el movimiento psíquico. Como las personas comenzamos siendo de determinada manera, y a partir de lo que va ocurriendo en nuestra historia, vamos transformándonos en otra cosa, sustancialmente diferentes al sujeto que expresaba en sí el amor original, esencial.

Una característica más: El amor como esencia incluye a todas las emociones. Y esto es FUNDAMENTAL. Esto quiere decir que todas las emociones deben ser incluidas en las conductas desde el amor.

Desde esta perspectiva, una conducta agresiva también puede ser una conducta amorosa si es lo necesario para poner un limite. Si es lo necesario para defenderme de algo.

Respetar significa reconocer que otr@s tienen derecho a ser como son, mas allá de que me guste a mi o no. ME GUSTE O NO. El amor respeta a otr@s, pero también me respeto YO. Me respeto a mi y a ese otr@. No siento que yo sea mas valios@ que el otro, ni ese otr@ más valios@ que yo. Somos iguales. Respeto a ese otr@, pero me priorizo yo. Me priorizo a mi. A mi sentir, mi deseo, lo que es bueno para mi. Priorizo esa parte por sobre otr@s. Me priorizo yo por sobre otr@s, respetando a ambos.

¿Se entiende? El párrafo anterior es FUNDAMENTAL. Ya que es la clave del amor. Respetar a otr@s, pero priorizarnos a nosotr@s.

Para priorizar al otro, necesito priorizarme a mi.

¿Por qué? Porque no puedo darle nada bueno al otro si me dejo en una situación que no es buena para mi. Es decir que cuando yo me priorizo a mi, priorizo al otro, le salvo al otr@ de lo que a mí me va a pasar si me quedo en una situación en la que no quiero estar.

Me priorizo a mi porque busco el bien mío y el bien del otro. Para priorizar a ambos necesito priorizarme a mí. Porque no es posible querer al otro más que lo que me quiero a mí. Sólo cuando me quiero a mi puedo querer al otro, y sobre todo, darle algo bueno.

Ahora, para que esto sea posible se necesita una ESTRUCTURA ADULTA.

Veamos…

¿Qué implica tener una estructura adulta?

Tener una estructura adulta significa que no necesito de la validación del otro, de la aceptación total del otro para ser quien soy. Que esté conectado con el otro está buenísimo, pero que no necesite su aprobación para existir como yo elijo, como yo quiero. Una estructura adulta soporta la diferencia.

El otro quiere A, yo quiero B. Ninguno es mejor o peor que el otro, ninguno vale más que el otro ni tiene mas razón que el otro. Pero yo voy a priorizarme a mi. Si A no es saludable para mi, me voy a sacar a mí mism@ de esa situación. Porque es lo más saludable para mi, y en el fondo, también es lo mas saludable para ese otro/a (por lo que ya puntualicé antes).

Porque yo tengo derecho a alguien que quiera B, y el otro tiene derecho a otro que quiera A si es lo que lo hace feliz.

Esta diferencia sólo puede soportarla una estructura adulta. Soportar la diferencia entre el otro y yo.

El niño/la niña/a no puede hacer esto. Si papá y mamá le dicen a un niño que oculte X parte de su personalidad porque “no les gusta”, el niño la resignará sin dudarlo con tal de estar con sus padres, para unirse a ellos cueste lo que cueste, aunque al hacerlo abandone su esencia. El adulto -la estructura adulta- soporta la diferencia. Entiendo que hay un otro tan valioso como yo, pero mi tarea es darme valor a mi misma, para después poder actuar desde el amor con el otro.

Soy yo quien decide si me quedo o me voy, independientemente de que cada uno tiene derecho a ser como es. Este respeto parte del respeto al otro y a mi mism@, porque justamente, si yo no me siento bien con el otro, tampoco puedo darle al otro nada bueno. Es decir que al fin y al cabo el priorizarme me devuelve a mí y a ese otro un vínculo amoroso. Si yo me obligo a hacer cosas que no me gustan de manera crónica, siempre, todos los días, y no respeto lo que yo quiero, esto va a empezar poco a poco a interferir entre el otro y yo. Va a intoxicar el vinculo con el otro.

Para que esto no pase tengo que reconocer el derecho del otro a ser como es, y el derecho a mi mism@ a ser como soy, y de priorizarme a mi mism@. Debo poder correrme de esa situación en donde se pretende que yo haga aquello que no quiero. Y lo hago por mi, pero también lo hago por el otro. Si yo me obligo a hacer lo que no quiero, esto se lo voy a cobrar al otro de alguna manera.

Para poder vincularme con el otro desde el amor, priorizarme a mi y al otro debo poder SOPORTAR LA DIFERENCIA. Debo poder soportar que el otro y yo somos diferentes, sin forzar el juntarnos allí donde no nos juntamos. Esto es FUNDAMENTAL.

Porque debemos comprender que no hay bien o mal. No hay una visión de la realidad que esté bien y otra que está mal. Son dos versiones de la realidad. Dos versiones igualmente válidas. Iguales o diferentes, pero válidas por igual. Una vez que comprendí esto y puedo respetar la diferencia con el otro, voy a ir ahora al movimiento de priorizarme a mi. Y se que esto es súper complejo, pero es lo que finalmente me permite separarme del otro sin estar en situaciones que no son saludables para a mí mism@, aunque el otro así lo quiera.

Si yo no puedo habitar la diferencia tengo dos opciones:

Me someto, o intento someter al otro. O me quejo, me separo y busco otra persona igual a esta de la que me estoy quejando. Porque cuando uno quiere tener razón y considera su versión de las cosas como la “verdadera” y por ende la del otro “falsa”, no soporta la diferencia. Y esto nos obliga a volver a un estadio infantil inevitablemente.

Amar desde la postura de un niñ@

Para amar debemos comprender que si nos quedamos en la noción del amor como emoción, pretenderemos excluir todo el resto de las emociones. Entender que para amar debemos excluir todo el resto de las emociones (tristeza, miedo, enojo) me condena a quedar débil en los vínculos, porque si no puedo enojarme, por ejemplo, no puedo poner límites. Y excluir las emociones del amor implica quedar anestesiado frente al amor, porque si no contacto con la tristeza o el miedo, tengo que anestesiar mi relación. Es decir, me condeno a quedar débil y anestesiado en las relaciones.

Además, me condeno a rechazar emociones y por supuesto que, como digo siempre, éstas no desaparecen. Las emociones rechazadas se acumulan. Y en algún momento toman (desbordan, aparecen de manera abrupta) toda la situación, incluso a mí mism@.

Si yo rechazo mi tristeza, esta tristeza se va acumulando lentamente y probablemente genere una depresión.

Si yo rechazo mi enojo, este enojo se va acumulando lentamente y probablemente explote y agreda al otro o a mi mism@ poco saludablemente, y de una manera en la que yo no quería.

Si yo rechazo mi miedo, este miedo se va acumulando lentamente y seguramente genere alguna fobia a algo, algún miedo excesivo.

Cuando comprendemos nuestro interior, empezamos a honrar a nuestras emociones, entendiendo que por algo me enoje, por algo me entristezco, por algo tengo miedo. Quizás hay una parte de estas emociones que tienen que ver con el vinculo con otr@s, que en realidad, me están diciendo algo a mí. Un mensaje que tengo que escuchar.

Entonces, aquí mi tarea será escuchar esos mensajes. Escuchar ME. Para luego, intentar sanar.

¿Qué pasa si yo me vinculo desde el amor conmigo mism@ en todo vínculo?


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¿Te haz comparado con alguien?


¿Te has comparado alguna vez con otras personas y has sentido que no estabas a la altura? La comparación con las demás personas es algo muy común, pero lo cierto es que esto puede afectar negativamente nuestra autoestima y nuestro bienestar.

Aunque es natural compararnos de vez en cuando, hacerlo de forma constante puede llevarnos a una espiral de negatividad y autocrítica excesiva. En este artículo, vamos a ver por qué compararnos es inútil y cómo podemos superar la comparación para vivir de manera más plena y aceptarnos tal y como somos.

Compararnos es inútil

Cada persona es única y tiene sus propias circunstancias y metas en la vida. No tiene sentido compararnos, ya que no podemos controlar lo que otras personas hagan o tengan. Además, la comparación suele basarse en información incompleta o distorsionada.

A veces, solo vemos lo que otras personas quieren que veamos, como en las redes sociales , donde solo mostramos nuestros logros y momentos felices. Esto nos lleva a tener una imagen distorsionada de la vida de la gente y a compararnos con una versión idealizada.

La comparación también puede llevarnos a sentir envidia o celos, produciendo que nos sintamos peor con quienes somos. En lugar de compararnos, deberíamos enfocarnos en nuestras propias metas y logros mientras celebramos los éxitos y acompañamos las derrotas de las demás personas a nuestro alrededor.

Comparaciones más habituales y cómo nos afectan

Algunas comparaciones comunes que hacemos incluyen comparar nuestra apariencia física, nuestras relaciones, nuestro trabajo y nuestra vida en general con la de otras personas. Estas comparaciones pueden afectarnos negativamente de varias maneras:

• Si comparamos nuestra apariencia física con la de otras personas, es fácil sentirnos insuficientes o perder seguridad. Sin embargo, la belleza es subjetiva y no hay una sola forma de ser atractivos/as.

• Si comparamos nuestras relaciones con las de los demás, es fácil sentir insatisfacción o frustración con lo que tenemos. Sin embargo, cada relación es única y lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. Además, a menudo solo mostramos lo mejor de nuestras relaciones en las redes sociales, por lo que no podemos saber cómo es la vida de pareja de otras personas en realidad.

• Si comparamos nuestro trabajo, no tenemos en cuenta que cada trabajo tiene sus propias ventajas y desventajas.

Estrategias para superar la comparación

Practicar la comparación como un hábito constante puede afectar negativamente nuestra autoestima y nuestro bienestar. Si quieres dejar de compararte con otras personas, aquí hay algunas estrategias que puedes seguir:

Acepta que eres una persona única y valiosa como eres

Todos tenemos nuestras propias fortalezas y debilidades y es importante aceptar y amarnos a nosotros mismos tal y como somos. Trabaja en tu autoestima y reconoce todas las cosas positivas de ti mismo.

Enfócate en tus propias metas y logros

Define tus propias metas y trabaja en ellas de manera constante. A medida que vayas alcanzando tus metas, sentirás mayor satisfacción y menos tentación por compararte.

Practica la gratitud y reconoce todo lo que tienes

A menudo comparamos lo que tenemos con lo que creemos que alguien más tiene, sin darnos cuenta de todas las cosas valiosas que tenemos en nuestra propia vida. Practicar la gratitud nos ayuda a reconocer todo lo que tenemos y a sentirnos bien con ello.

Recuerda que las redes sociales solo muestran una parte de la historia de alguien

Las redes sociales pueden ser una gran fuente de comparación, ya que solo mostramos lo mejor en ellas. Recuerda que lo que ves en las redes sociales no es la verdadera vida de alguien y no debes comparar tu vida con lo que ves en ellas.

Siguiendo estas estrategias, podrás superar la comparación y aceptarte a ti mismo/a. No es fácil cambiar nuestras comparaciones constantes, pero con práctica y determinación, es posible aprender a aceptarnos y enfocarnos en conseguir nuestras metas y logros.



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¿Como manejo mi ansiedad y estrés? 


 


¿Como manejo la ansiedad y el estrés?


 Todos alguna vez nos hemos sentido agobiados, estresados o ansiosos. Estos sentimientos son completamente normales y pueden ser causados por una variedad de factores, desde el trabajo hasta las relaciones personales. Sin embargo, cuando el estrés y la ansiedad se vuelven demasiado intensos o permanecen por períodos prolongados de tiempo, pueden afectar nuestra capacidad para llevar a cabo las actividades diarias y disfrutar de la vida. Afortunadamente, hay varias estrategias que podemos utilizar para manejar el estrés y la ansiedad.

En este artículo, te proponemos descubrir algunas de esas estrategias y cómo pueden ayudarnos a sentirnos mejor y más en control de nuestras vidas.

¿Qué causa el estrés y la ansiedad?

Hay una variedad de factores que pueden causar estrés y ansiedad. Algunos ejemplos comunes son el trabajo, las relaciones y los problemas financieros. A veces, incluso eventos aparentemente positivos, como una mudanza o un matrimonio, pueden causarlas. Cada persona es diferente y lo que causa estrés y ansiedad puede variar ampliamente de persona a persona.

Estrategias para manejar el estrés y la ansiedad

Afortunadamente, hay varias estrategias que podemos utilizar para manejar el estrés y la ansiedad. Algunas de estas estrategias incluyen:

• Ejercicio regularmente: El ejercicio puede ayudar a liberar la tensión. Es recomendable hacer ejercicio por lo menos tres veces a la semana durante 30 minutos cada vez.

• Practicar técnicas de relajación: La respiración profunda y la meditación pueden ser muy efectivas para ayudar a calmar la mente y el cuerpo. Puedes comenzar tomando unos minutos cada día para sentarte en silencio y concentrarte en su respiración.

• Hablar con un amigo, un familiar o un terapeuta: A veces, simplemente hablar sobre lo que nos preocupa puede ser muy útil.

• Establecer metas y prioridades: Tratar de hacer demasiado a la vez puede ser agotador y aumentar el estrés. En su lugar, establecer metas y prioridades nos permite enfocar la energía en unas pocas cosas a la vez.

• Aprender a decir «no»: A veces, decir «no» a compromisos adicionales puede ayudar a reducir la sobrecarga y el estrés. Cuando necesitas tiempo para ti, lo mejor es decir “NO”.

• Tratar de encontrar el lado positivo: Aunque puede ser difícil, tratar de encontrar el lado positivo de las situaciones difíciles puede ayudar a ver las cosas de una manera más equilibrada y menos estresante.

• Mantener una dieta saludable y dormir lo suficiente: Una dieta equilibrada y suficiente sueño pueden ser importantes para nuestro bienestar general y para manejar el estrés y la ansiedad. Comer alimentos nutritivos y evitar el exceso de cafeína y alcohol, así como dormir lo suficiente, realmente hace la diferencia.

¿Cómo gestionar el estrés y la ansiedad y hacer que sea un hábito a largo plazo?

La gestión de estos sentimientos es algo que debemos trabajar todos los días y no solo cuando nos sentimos particularmente estresados o ansiosos. Una forma de hacer que la gestión del estrés y la ansiedad sea un hábito a largo plazo es tratar de incorporarla en la rutina diaria.

Por ejemplo, una persona podría comenzar por hacer ejercicio todas las mañanas, tomar unos minutos para respirar profundamente y relajarse cada tarde, o hablar con un amigo o un terapeuta una vez a la semana.

¿Cuándo es apropiado buscar ayuda profesional para aliviarnos?

Manejar el estrés y la ansiedad es un proceso continuo y puede tomar tiempo encontrar lo que funciona mejor para cada persona. Es importante ser paciente y recordar que es normal sentirse así de vez en cuando.

Cuando el estrés y la ansiedad son demasiado para manejarlos por nuestra cuenta, lo mejor es acudir a ayuda profesional. Un/a psicólogo profesional puede ayudar a encontrar maneras más efectivas de manejar el estrés y la ansiedad y a aprender herramientas para manejarlos de manera más efectiva en el futuro.

 

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