LAS EMOCIONES



Todas y cada una de las emociones están en nosotr@s para llevar a cabo una función. Experimentarlas es un derecho que tenemos: Tenemos derecho a sentirnos bien, y también a sentirnos mal; a tener días buenos y días malos. Podemos sentir mucha alegría, y también mucha angustia.

Las emociones son el combustible para el movimiento. Guían nuestra forma de recorrer el camino, y además, cada una tiene una razón de ser, una función. ¿Qué pasa, entonces, cuando no nos permitimos sentir las emociones o expresarlas? ¿Qué pasa si no le permitimos hacerlo a las y los niños a nuestro alrededor?

Las emociones guían nuestro movimiento.

¿Puedo evitar la aparición de las emociones?

Las emociones aparecen en nuestra psique y cuerpo nos guste o no. Es nuestra decisión expresarlas o negarlas y/o evitarlas, pero las emociones no desaparecen. Como si se tratara de un líquido, se acumulan y quedan atascadas como pensamientos o síntomas físicos, entre tantas otras cosas.

Si no hacemos contacto con una emoción, no solo perdemos la posibilidad de experimentarla, sino que además perdemos la función que ella tenía consigo, y esto es súper importante para nuestro bienestar físico y emocional.

¿Cuál es la función de nuestras emociones?

Todas las emociones -sean placenteras o displacenteras- son necesarias y tienen una función. Cuando alguien se restringe la posibilidad de hacer contacto con una emoción, restringe junto con ello la función que esa emoción aporta.

Todas las emociones son necesarias.

Veamos entonces la función principal de nuestras emociones:

1. La función del enojo:

La función principal de esta emoción es atacar y sobrevivir a un estímulo considerado peligroso. En la práctica nos sirve para no aceptar una situación e intentar cambiarla. El enojo nos ayuda a defender el territorio, a poner límites. En la rabia del enojo hay esperanza de cambio; hay una lucha por modificar un estado.

No hacer contacto con el enojo nos priva de saber qué cosas consideramos peligrosas y sería mejor alejarnos. Desconectar del enojo nos impide poner los límites necesarios frente a todo tipo de amenazas.

2. La función de la tristeza:

Esta emoción es elemental para re-adaptarse ante la pérdida -sea esta consecuencia de un fallecimiento, una decepción, una pérdida de un objeto valioso, etc.-. Es una emoción fundamental para que nuestro cerebro procese la ausencia de eso que ya no está, y evitarla supondrá una inadaptación que mantendrá ese sentimiento latente.

Quien se niega a sentir la tristeza ya no espera un cambio, no tiene esperanza. Es decir que la tristeza es fundamental para los procesos de duelo y pérdida.

3. La función de la alegría:

Su función es el aumento en la actividad de un centro cerebral que se encarga de inhibir los sentimientos negativos y de aquietar los estados que generan preocupación, al mismo tiempo que aumenta el caudal de energía disponible.

No hacer contacto con ella nos impedirá proporcionarle al cuerpo un reposo, un entusiasmo y una disponibilidad para afrontar cualquier tarea, así como la consecución de una amplia variedad de objetivos.

4. La función del miedo:

La función principal de esta emoción es evaluar si nuestros recursos son suficientes para lo que la situación pide o exige de nosotr@s. El miedo evita que nos extingamos. Es una señal de alarma que nos avisa que algo no está bien y debemos actuar.

Sin conectarnos con el miedo probablemente correríamos riesgos de muy alto nivel. Porque bloquear o evitar sentir miedo nos impide hacernos conscientes de que existe algún estímulo o situación con capacidad para producir algún daño. Escaparle al miedo no nos permite poner en marcha las conductas y actividades (huida, lucha o resistencia) que estimemos oportunas.

5. La función del amor:

Su función principal es ayudarnos a entrar en contacto con las demás personas. Es una forma de relacionarnos y crear vínculos con el exterior que mejora nuestra autoimagen. También nos hace ser más solidari@s y aumenta nuestra sensación de bienestar.

No hacer contacto con el amor nos privará de generar vínculos afectivos tanto con otras personas como con nosotr@s mism@s, tan necesarios para el bienestar.

Entonces, resumiendo:

• Experimentar amor permite establecer vínculos.

• Experimentar enojo hace posible sobrevivir a un estímulo peligroso.

• Experimentar la tristeza permite recuperarse de la pérdida.

• Experimentar alegría hace posible brindar calma y reposo.

• Experimentar miedo nos hace valorar peligros y protegernos de ellos con los recursos que tenemos.

Recuerda siempre que cada emoción que no te permites sentir, es una función menos con la que cuentas. No existen las emociones malas ni las buenas. Todas son igual de necesarias.

Por sobre todo, las emociones son mensajeras.

Cada emoción aparece trayéndonos un mensaje. Y precisamente por eso, lo mejor que podemos hacer es escucharlas. Aprender a entender eso que nos intentan comunicar es la clave para vivirlas.

Experimenta las emociones, las placenteras y aquellas que no lo son tanto.

Si tienes un mal día, no te esfuerces por sonreír o estar bien. ¡Siente sin culpa!



Psicoterapia

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Desarrollo personal

¿Cómo salir de una relación con una persona narcisista?

 ¿Cómo salir de una relación con una persona narcisista?

Hay distintos grados de narcisismo. A veces, según el grado presente en nuestra pareja, necesitamos irnos y dejar la relación.

Lo primero que tienes que saber es que salir de una relación con una persona narcisista no es una decisión egoísta, y no deberías sentir culpa por tomarla. Cuando el narcisismo de nuestra pareja es alto, la única medida de autocuidado que podemos tomar es salir, porque permanecer en el vínculo va a destruirnos.

Cuando el narcisismo está presente en grados más leves, basta con aprender a poner límites firmes y claros para sostener el vínculo. Pero en general, cuando hablamos de grados serios de narcisismo, lo más sano es alejarnos de ese vínculo. Por muy difícil que sea. De este último caso hablaremos ahora:

Pasos para salir de una relación con una persona narcisista:

Paso 1: Habla con alguien de confianza sobre lo mal que te sientes.

Obtén opiniones externas de lo que te pasa para ampliar tu óptica, tu visión. Mantener secretos o situaciones violentas en privado siempre funciona en beneficio de quien abusa.

Paso 2: Reconoce la verdad.

En todo proceso de sanación tenemos que tomar conciencia para reconocer que la relación duele. Por mucho que ames a esa persona o por muy comprometido/a que estés, te está lastimando.

La negación es tu enemiga y no podrás avanzar hasta entender que estás en un vínculo de desamor. Si la relación te está dañando, te está consumiendo la energía, te está destruyendo el autoestima, ¿qué esperas para salir de ahí? Eso no es amor. Empieza escribiendo en un papel todo eso que hace la persona narcisista con la que estás.

Paso 3: Haz el duelo.

No hay forma de evitar el dolor. Vivirás el proceso de duelo que sigue a la pérdida de alguien o algo que amamos.

Si prefieres una lectura, aquí te recomiendo libros que pueden ayudarte en el proceso.

Paso 4: Mantén el contacto cero.

Esto significa cortar cualquier tipo de vínculo con la persona que daña, por mucho que cueste. El contacto cero es realmente alejarte: Cerrar cualquier conexión que tengas con esa persona y tomar distancia de la toxicidad del vínculo.

Si es necesario hablar con la persona narcisista puedes recurrir a alguien que actúe como intermediario. Una persona que sea amiga, familiar o en casos extremos, alguna autoridad como un abogado. Alguien que no se sienta influenciado/a por las manipulaciones.

Y si sientes que necesitas ayuda para hacerlo, pídela a amigos/as, o acude a un profesional de la salud mental. Tómate tu tiempo, y cuando te sientas preparado/a, sal de ese vínculo que te daña.

Paso 5: Llegó el momento de la reestructuración cognitiva.

Trabajar con tus pensamientos será clave en este proceso. No eres quien esa persona te hizo creer que eres. Y será tu tarea reconstruir tu imagen -lo que piensas de ti- para volver a amarte. Volver a recuperar el amor hacia ti.

Paso 6: Tu sanación.

Aquí es cuando puedes empezar a reconectar con quien verdaderamente eres, con la persona que eras antes de esta relación, antes de construir estas ideas destructivas sobre ti mismo/a.

Si llevas mucho tiempo con una persona extremadamente narcisista, lo normal es que creas que ya no tienes a nadie, porque te fue alejando de toda otra relación significativa.

Puede parecer duro al principio, pero no te preocupes. Se puede volver a empezar. Focalizate en restaurar aquellas relaciones que creías perdidas. Van a pasar varias cosas: vas a descubrir que todo lo malo que te decía la persona narcisista sobre ti era mentira; encontrarás apoyo y gente que te quiere por cómo eres. Además, como empiezas a invertir toda tu atención en salir, reír, disfrutar… te irás desintoxicando.

Quizás haya recaídas, ganas de volver con esa persona, ¡no te sorprendas! Si no, no serías humano/a. Pero construirás una red de apoyo que te ayude a mitigar el daño emocional del duelo.

Pasar por una relación con alguien narcisista puede ser una de las experiencias más devastadoras. Sin embargo, tenemos una muy potente capacidad para sanar. Te mereces amores bonitos, gente que te ame como eres, que te valore en vez de humillarte.

Y la persona narcisista no puede amar a otros/as, no tiene lugar para ello. Así que lo mejor será dejar a Narciso enamorado de su propia imagen y buscar un amor bonito en otro lado.

Equipo Psicóloga_mosquera


Narcisismo.


 El narcisismo es el amor que la persona tiene por sí misma.

Cuando un/a bebé nace, sólo tiene consciencia de sí, por lo cual solo puede “amarse” a él/ella misma. Pero a medida que crece comienza a ser consciente de las demás personas, enfocando su amor hacia otras personas.

Este primer amor narcisista es fundamental para nuestro desarrollo, ya que es el primer amor que necesitamos construir, para después amar a los demás.

Sí, leíste bien. El narcisismo es fundamental. Es fundante. Necesitamos ese narcisismo primario. Y junto a su existencia, necesitamos que al crecer nos permita amar a otros y otras.

El espectro narcisista

Existe un espectro del narcisismo. No es blanco o negro, narcisista o no narcisista. Es posible trazar una línea de dos extremos: a un lado está la carencia absoluta de narcisismo y, al otro, el exceso de narcisismo -también conocido como el trastorno de identidad narcisista-.

En medio de ambos lados están todos los grises que puedas imaginar. Es por esto que todas las personas podemos presentar rasgos narcisistas, podemos estar entre esos grises en mayor o menor grado. Es cuando los rasgos son más intensos cuando más nos acercaremos al narcisismo excesivo y disfuncional.

Las identidades narcisistas son entidades clínicas que aparecen en los manuales de diagnósticos; y son de los cuadros más desafiantes para la psiquiatría y la psicología.

El narcisismo excesivo es enemigo del buen amor porque no permite que veamos al otro. Lo único que importa es ser admirado/a, se vuelve completamente arrogante, soberbio, con una total y absoluta falta de empatía, incapaz de comprender y entender a los demás.

¿Cuáles son las características de una persona con narcisismo excesivo?

1. Tiene un patrón de comportamiento de grandeza

Las personas excesivamente narcisistas creen que no hay nadie más importantes en el mundo que ellas: Suelen amarse por encima de todas las cosas y creer que sus problemas, experiencias u opiniones son más importantes que las del resto. Hay un alto nivel de egocentrismo y exceso de referencias a su persona.

Una persona narcisista nunca te preguntará cómo estás, por el simple hecho de que sólo le interesa contarte cómo se encuentra ella, y no tú.

Este tipo de personas son dependientes de la admiración de los demás. Necesitan que la gente les diga cuán maravillosas son, y huyen de cualquier realidad que contradiga la imagen grandiosa que tienen de sí mismas.

2. Se siente especial

Son personas que creen que el resto están por debajo de ellas y sus capacidades, que merecen rodearse de personas famosas, bellas, de alto estatus, muy inteligentes, etcétera.

Con frecuencia pueden menospreciar las capacidades de su pareja, llegando a dejarla en ridículo tanto en privado como en situaciones públicas. Infravaloran a las personas a su alrededor y se muestran no dependientes de ellos -lo que es incongruente con su necesidad de admiración externa-.

3. Muestra codicia y abuso hacia los demás

Quienes tienen un narcisismo excesivo sienten que tienen derecho a todo. Muestran falta de empatía, superficialidad en sus relaciones, así como una falta de compromiso con otros e incapacidad para compartir objetivos y propósitos comunes.

4. Puede ser una persona explotadora

Como resultado lógico de pensar y sentir que están por encima del resto, quién es excesivamente narcisista cree que tiene derecho a usar a las personas como objetos con tal de lograr satisfacer sus necesidades o conseguir sus objetivos -incluso a costa de la salud mental del otro-.

5. No soporta las críticas

El narcisista no permitirá que la pareja (ni nadie) le diga cómo tiene que hacer las cosas o le corrija un error. No aceptará consejos, porque ¿para qué los necesita si ya lo sabe todo?

Esto puede generar frustración, rabia y sentimientos de vergüenza y culpabilidad en la pareja, que intenta dar su punto de vista o ayudar al narcisista, y solo recibe rechazos o malos tratos.

Recuerda que una crítica le hace admitir su vulnerabilidad y daña su ego.

6. Ha perdido la empatía

Al fin y al cabo el narcisismo es un problema de empatía. No hay rastros de ella.

Al estar centrada en sí misma, la persona narcisista no es capaz de ponerse en el lugar de quien le rodea, no reconoce los sentimientos y necesidades ajenas, y es incapaz de experimentar lo que puede sentir la otra persona frente a sus ataques.

Además, actúa sin culpa alguna, por lo que dañar a la otra persona no es un problema.

7. Posee una envidia punzante

Las personas narcisistas siempre piensan que el resto le admira y envidia. Y cuando las cosas no salen como esperan siempre encontrarán la solución a esto recurriendo a la envidia del otro.

Cuando el narcisista detecta que otra persona, por ejemplo su pareja, obtiene metas más altas o importantes que las suyas, el narcisista envidia con todas sus fuerzas y es probable que ataque despectivamente, o infravalore los logros obtenidos por su compañero/a.

8. Responde con actitudes defensivas

El ego de los y las narcisistas está muy dañado, y por eso tienen que protegerlo e “inflarlo”. Como tienen miedo de ser dañados, o que se rompa la burbuja de superioridad y perfección que han creado, suelen vivir a la defensiva.

Son hipersensibles a los movimientos y comentarios del otro. Tanto, que si alguien “le descoloca” con sus actos, o no lo admira todo el tiempo, la persona narcisista puede odiarle con todas sus fuerzas, creando una lucha en la que su principal objetivo será “atacar”.

Un narcisismo equilibrado es necesario, pero el exceso del mismo es completamente destructivo.


Psicoterapia

PsiMosquera

Siete formas de descansar mejor.


“Muchas personas llaman descansar a dejar de trabajar. Todo lo que no sea trabajo lo llaman descanso. Pero descansar no tiene nada que ver con cesar el trabajo.”

Dalton-Smith, Médica autora del libro “Descanso Sagrado”

Si le pidiéramos a cien personas enumerar tres cosas que se necesiten para un buen descanso, probablemente el tiempo y el silencio serían dos respuestas recurrentes, con un tercer elemento variable en función de la personalidad.

Dalton-Smith, autora de la frase con la que comenzamos este artículo, afirma que lo que se necesita para descansar es valor. ¿Por qué? Priorizar el descanso, dice, no es lo que hace la mayoría; “…y es por eso que la mayor parte del mundo está agotado, cansado y fatigado.”

Esta investigadora científica identificó siete tipos de cansancio y desarrolló algunas recomendaciones acerca del descanso que necesitamos para una vida productiva y de realización. En este artículo, veamos cuáles son estos siete descansos FUNDAMENTALES para sentirnos más equilibrad@s, creativ@s y felices.

1. Cansancio mental

Este tipo de cansancio se manifiesta en una mente agotada, fallas en la memoria, propensión a cometer errores, la presencia de cierto “parloteo mental” con autocrítica y pensamientos hipotéticos (podría, debería, haría) desgastar el cerebro.

Sus recomendaciones para favorecer el descanso mental son: Actividades en las que se piense poco: salir a caminar y respirar aire fresco, sentarse y permanecer en quietud por un lapso de tiempo, meditar para darle al cerebro la oportunidad de reiniciarse.

2. Cansancio físico

Este agotamiento se refleja en un cuerpo cansado, músculos tensos, quijada apretada, dolores musculares y estrés.

Las recomendaciones de Dalton-Smith para este cansancio son: Dormir adecuadamente, tener siestas, hacer pausas activas durante el día, estirarse y darle al cuerpo momentos para respirar y reiniciar desperezándose. Si se realizan actividades, el yoga es una buena opción.

3. Cansancio emocional

Este cansancio incluye una sensación de acumulación emocional que no se puede compartir con nadie. Se experimentan tristezas, enojos y miedos que repercuten en cómo vivimos nuestro día a día. Cuando se experimenta este cansancio la persona no logra expresarse de manera auténtica sin sentirse juzgada o criticada.

Para lograr el descanso emocional es recomendable: Identificar un círculo de personas en las que confiar y con las que crear un espacio de seguridad psicológica donde se pueda bajar la guardia y ser vulnerable para compartir todas las emociones.

4. Cansancio espiritual

Este cansancio se caracteriza principalmente por la desconexión con nuestros objetivos de vida: hacia dónde queremos ir, cuál es/son el/los sentidos de nuestra vida.

En estos casos la recomendación es: escuchar música que nos apasione, permitirse conectar con las plantas, con los atardeceres, con la naturaleza en general: sentir el sonido y el olor de la lluvia, contemplar las estrellas por las noches.

5. Cansancio social

En este tipo de cansancio es habitual no poder diferenciar entre aquellas relaciones que nos revive y aquellas que nos agotan. Nos sentimos solos incluso rodeados de gente.

¿Cómo descansar? Una acción que Dalton-Smith recomienda es revisar el grupo de amigos o personas afines y evaluar: ¿son relaciones que llenan y nutren o agotan y no aportan nada?

6. Cansancio creativo

Cuando se experimenta, se identifica como un “bloqueo” en el que la persona no logra llegar a nuevas ideas o expresiones que por lo general son habituales para ella.

En estos casos las recomendaciones se orientan a sumergirse en el disfrute: música, teatro, danza, diseño, comedia, deportes, etcétera. Regresar a la mente de un/a principiante, despertar la curiosidad y así experimentar algo con una perspectiva fresca.

7. Cansancio sensorial

Hay una abrumación de los sentidos: las luces brillantes, las pantallas de computadoras, los ruidos de fondo o las múltiples conversaciones provocan agotamiento con facilidad.

Para descansar se recomienda la desconexión: llegar al final de la jornada sin dispositivos, estimular el olfato con aromas que disfrutemos, y evitar en general cualquier tipo de sobrecarga sensorial.

Si pensabas que cuanto más trabajabas, mejor es… lo cierto es que NO ES ASÍ. Las personas más productivas, aquellas que tienen al más alto nivel su capacidad mental, física, creativa y emocional, descansan. No podrían tener tales capacidades a menos que estén descansando lo suficiente.

La próxima vez que te preocupe tu productividad recuerda: Es en los descansos donde se produce el progreso.


Equipo Psicóloga_mosquera


¿Por que repetimos patrones?


No repetimos patrones porque sí. No existe el libre albedrío psíquico. Ninguna elección sucede porque sí. Hay razones, muchas veces desconocidas para nuestra consciencia, de por qué repetimos lo que repetimos, por qué hacemos lo que hacemos. Y en general, esas elecciones responden a patrones, modelos, mandatos de fondo, que manejan los hilos de nuestras vidas.

Lo que no se sana, se repite.

Y no repetimos experiencias para sufrirlas, las repetimos para trascenderlas. Para aprender de ellas. De eso se trata la maravilla del mirar hacia adentro de la psicología en general.

¿Qué tipos de patrones repetitivos existen?

Podemos ver estos patrones en nuestras elecciones de pareja -cuando nos sentimos atraídas por un mismo tipo de persona que siempre tiene las mismas conductas-.

Pero también podemos ver patrones repetitivos en situaciones económicas y/o laborales: Puede que nunca consigamos trabajos en los que somos valorados o que siempre tengamos jefes agresivos.

También hay patrones repetitivos relacionados a hábitos. Por ejemplo, el consumo excesivo de redes sociales que sólo nos generan ansiedad.

Y cómo olvidarnos de los tan molestos patrones repetitivos de pensamientos. Siempre estamos creyendo que nos va a pasar lo peor, imaginando escenarios catastróficos, o creyendo que alguien nos va a engañar, que nos vamos a enfermar. También sucede a la inversa: nos repetimos a nosotros mismos que no existen problemas, que todo siempre está bien, que no pasa nada, que hay que relajarse y permitir que todo pase.

¿Por qué repetimos patrones?

• Primera explicación, aquella meramente biológica: Nuestro cerebro intenta ahorrar energía, y dado que hacer algo diferente consume energía mental, prefiere ahorrarse la energía y repetir. Le resulta más fácil, ya sabe cómo hacerlo. Es un mecanismo 100% evolutivo.

• Segunda explicación: creencias y mandatos profundos. Repetimos porque incorporamos un sistema de creencias y de modos de hacer las cosas que están por debajo de nuestra consciencia, que no hicimos conscientes, y que guían nuestras acciones. Que guían las escenas que formamos en nuestra vida.

• Tercera explicación: Con ella, entramos a la psicología profunda. Repetimos aquello que no pudimos digerir psíquicamente hablando. Repetimos aquello que quedó sin simbolizar, a lo que no le encontramos palabras. Entonces queda dando vueltas repitiéndose una y otra vez, hasta que lo miremos, lo analicemos, lo entendamos y lo sanemos.

¿Cómo se forman estas creencias que después repetimos como un loop infinito?

Siempre que queramos saber de dónde viene algo, debemos ir al origen. Y generalmente el origen está en nuestra infancia. Esto no es algo sólo de los psicoanalistas. Desde cualquier corriente teórica, si queremos averiguar por qué se generó determinado patrón, debemos dirigirnos al origen, para desactivarlo desde allí. Como en cualquier ciencia.

Entonces, vamos a meternos bien profundo a entender la segunda y tercera explicación de por qué repetimos. Es decir, las creencias y mandatos profundos; y la repetición de aquello no digerido.

Repetimos nuestras creencias

Cuando somos pequeños/as, tendemos a funcionar como si fuéramos una grabadora del clima familiar. Somos esponjas. Vamos interiorizando ideas de las personas que más valoramos en este mundo: nuestros papás o mamás.

Es ahí cuando muchos de los patrones de papá y/o mamá pasan a ser nuestros: los interiorizamos, y los repetimos, muchas veces sin siquiera darnos cuenta. ¿Te pasó alguna vez que alguien te dijo “¡wow! estás haciendo lo mismo que tu mamá; y te diste cuenta de que sí, efectivamente estabas haciendo lo mismo?

De niños, no importa si estos patrones que imitamos son funcionales o disfuncionales. Si los copiamos, sobrevivimos en esa familia. Es lo que se debe hacer. Y recién cuando crecemos, podemos cuestionar estos modos de hacer las cosas, estos modos de pensar. Animarnos a revisar y limpiar factores familiares es importantísimo para el desarrollo de nuestra vida adulta.

Estos “modelos” adquiridos en la infancia, los llevaremos a nuestras relaciones adultas, ya que es lo que hemos aprendido para sobrevivir.

Repetimos patrones de lo que no elaboramos

Esta es la ley fundamental de lo traumático: ¿Por qué el trauma se queda e insiste? ¿Por qué le seguís teniendo miedo a los perros hace tantos años? ¿Por qué le tenés miedo a la oscuridad? ¿Al sonido de una moto acercándose?

Lo traumático insiste, se repite, porque hay algo que no fue solucionado. Entonces, sigue apareciendo hasta que lo resuelvas. Y si no lo resuelves, seguirá apareciendo, de manera cada vez más intensa, para que lo mires y por fin, lo soluciones. Lo sanes.

¿Cómo dejamos de repetir patrones?

Mucho de lo que hacemos hoy, son repeticiones del pasado que nos arrastran a donde ellas quieren ir. Lo que vivimos ayer decide cómo viviremos hoy y mañana. La vida futura le pertenece a las experiencias pasadas.

Pensar, recordar y analizar cuál es el sentido de lo que repetimos, es decir, POR QUÉ repetimos, es lo único que nos permite desprendernos de la repetición, escapar de ella, y dejar de actuar hacia afuera aquello que nos daña.

Por ende, encontrarle el sentido a aquello que repetimos, es el camino a liberarnos de la repetición. Sólo podemos liberarnos de ella cuando somos capaces de capturar el sentido de eso que repetimos y comprenderlo. Sino, estas experiencias no-recordadas nos van a mantener atrapadas y nos harán experimentarlas en carne propia, con todo el sufrimiento que eso implica.



Psicoterapia

Psimosquera

Ruptura amorosa



 ¿Has sufrido después de una ruptura amorosa? La forma esperable de separarnos de alguien a quien queremos o quisimos mucho es a través del dolor. Sí. No hay nada que debiera sorprendernos, romper una relación con alguien especial e importante para nosotros, nos resulta doloroso, ya que esa es la regla y no la excepción:

Luego de la ruptura, las personas deben enfrentar un proceso de duelo, el cual es particular cada vez que alguien lo vive y atraviesa.

No hay fórmulas mágicas, tips infalibles ni recetas rápidas para atravesar el dolor.

La historia que se haya vivido en esa relación, el motivo y el modo de la ruptura, la personalidad de cada una de las personas que fueron parte… son todas particularidades que influyen en la forma de superar esa separación.

Duele tanto ser quien toma la decisión y dice “ya no más” como ser quien la recibe y debe aceptarla. Ambas partes saldrán lastimadas, aunque cada una va a vivir la ruptura de forma particular.

¿Y entonces? ¿Cómo vivir una ruptura sin morir de amor?

Si bien no hay secretos mágicos, sí existen algunos pasos claves que pueden ser de gran ayuda en el momento de atravesar un duelo por ruptura amorosa.

1. Comunicar y escuchar

2. Aceptar

3. Expresar

4. Ser el centro de la propia atención

5. Darse tiempo

Veamos en profundidad cada uno de ellos.

Comunicar y escuchar

Decir todo lo que sea necesario expresar a esa persona es un paso fundamental y que cambiará la forma en que se transite el rompimiento. Explicar el motivo -cuando se trata de la persona que tomó la decisión- o preguntar en caso de no comprender los motivos del final. En este paso es válido hacerle saber a la otra persona aquello que provocó una herida, y también agradecer por el valor que portó mientras fue parte de nuestra vida.

Lo fundamental aquí es que no quede nada guardado sin ser expresado.

Aceptar

No hay un cronograma universal que marque el momento exacto en el que todas las personas que viven una ruptura deban estar en esta situación, pero llegado el momento, es necesario asumir que la pareja se disolvió. Dejar ir la ilusión de que recomponer la relación es una opción viable en la que debe volcarse toda la energía vital. Para aceptar la pérdida, las cosas deben estar claras: se terminó.

Expresar

Una vez terminado el vínculo -y una vez asumida esa realidad-, es tiempo de acercarse a otras personas que sean confiables para la persona en duelo, y hablar de cómo se siente respecto a la ruptura.

A veces es suficiente hablar con una persona y soltar un gran desahogo que ayude a liberar cualquier sentimiento retenido hasta el momento, pero en ocasiones es necesario hablar con varias personas y contar la historia de la relación o la ruptura más de una vez. De nuevo, no hay fórmulas mágicas.

Ser el centro de la propia atención

Una vez que la persona ha comunicado y escuchado a la otra parte de su relación, ha aceptado el final del vínculo, y ha expresado a personas importantes para ella cómo se siente, la atención debe volver a sí misma.

Aquí puede ser buen momento para recuperar proyectos propios, animarse a hacer algo que lleva postergando hace tiempo, y dedicarse a sí.

Darse tiempo

Al igual que cualquier otra pérdida y el proceso de duelo que conlleva, es imprescindible darse tiempo para sentir todas las emociones que incluye transitar la ruptura.

Apresurarse a “pasar rápido el mal trago” y no permitirse sentir la tristeza, el enojo, la frustración, o cualquier emoción que venga como resultado del rompimiento, puede ser perjudicial para el bienestar emocional de quien intenta superar la ruptura.

3 recomendaciones para quien está atravesando una separación

• Una miniserie: ”El tiempo que te doy” creada por Nadia de Santiago.

La protagonista de esta historia está empezando de nuevo: nueva casa, nuevo trabajo, nuevas experiencias. Pero en realidad lo que quiere es olvidar a su primer amor. ¿Cómo? Su meta es cada día pensar un minuto menos en él.

• Un libro: “Comer, rezar, amar” de Elizabeth Gilbert.

Es la historia de una búsqueda espiritual hecha por Elizabeth Gilbert, quien se traslada con su marido a las afueras de Nueva York y decide intentar tener un hijo, para darse cuenta de que no quería ni un hijo ni un marido.

“Tener el corazón roto es, básicamente, un estado provocado por una pérdida emocional devastadora”.

Jo hemmings,


Equipo Psicóloga_mosquera


Depresión


La depresión, para la psiquiatría, es un cuadro psicopatológico que corresponde a los trastornos del estado de ánimo. Y como tal debe diagnosticarse y tratarse.

La depresión es uno de los trastornos más habituales en psicoterapia.

Hay distintos niveles de depresión. Y su modalidad de tratamiento va a depender de su grado o de su monto.

La depresión NO es tristeza.

La tristeza es sólo una pequeña partecita de la depresión. Es la cara visible de la depresión, el síntoma que todos conocemos de ella. Tenemos que diferenciarlas.

La tristeza es una emoción común que sentiremos miles de veces a lo largo de la vida… Vivir trae consigo tristezas, y esto no tiene que ver necesariamente con la depresión. De hecho, lo saludable es que podamos contactar con la tristeza cuando aparece, escucharla, ver por qué está ahí, qué quiere decirnos. Y esto es MUY diferente a la depresión.

¿Cómo se ve entonces la depresión?

Diferenciemos:

• Una persona puede estar en un momento depresivo, que no llega a esa categoría de estado. Tiene que ver con un momento del día, con una sensación de “hoy no me encuentro bien”. Este momento puede darse a raíz de un pensamiento, de alguna situación particular. Es más intenso que la tristeza pero, así como llega, dura un momento y luego se va.

• Otra cosa es un estado depresivo, que puede deberse por ejemplo a la muerte de alguien muy cercano, muy querido. Aquí el estado depresivo se atraviesa junto al duelo y será duradero, pero no crónico.

• Y otra cosa, ya mucho más compleja, es la depresión como cuadro completo que se mantiene por un tiempo prolongado, bastante crónico.

Síntomas característicos de la depresión:

1. La sensación de tristeza absoluta, de abatimiento, de desesperanza. Es esta sensación de que nada podrá resolverse nunca y de que siempre se estará en ese estado.

2. La falta absoluta de motivación. Se trata de la falta de deseo de hacer aquello que antes generaba placer. En la depresión se pierde la motivación inicial, el comenzar a hacer las cosas.

3. La anhedonia. Este es un concepto que la Psicología describe como la incapacidad de sentir placer, de disfrutar de la vida, de estímulos que generalmente son placenteros. A las personas con depresión les cuesta muchísimo disfrutar de placeres básicos, cosas que todos disfrutaríamos muchísimo.

Estos 3 indicadores, pueden venir acompañados de otros síntomas:

• Mucha fatiga, sensación de cansancio físico y mental constante.

• Alteraciones del sueño: como dormir demasiado, o no poder conciliar el sueño en absoluto.

• Alteraciones en la alimentación: comer en exceso o comer muy poco.

• Falta o nulo deseo sexual.

• Poca capacidad de concentración y mucha dificultad para tomar decisiones.

• Ver todo a través de lentes oscuros, con un tinte catastrófico.

• Sentimientos de inutilidad o culpa. Y acá algo muy curioso, es que en la depresión la persona se deja de querer a sí misma. Hay una disminución enorme del autoestima. Cuando estamos tristes, sólo estamos tristes, pero no nos dejamos de querer a nosotros mismos. En la depresión, el amor por nosotros no existe. Se esfuma. En los casos del espectro más graves, más agudos, puede aparecer incluso la pérdida de las ganas de vivir.

Si bien para el Manual de Trastornos Mentales o DSM 5, si una persona cumple con al menos 5 o más criterios por un tiempo mayor a 2 semanas, podríamos estar hablando de una depresión, para diagnosticarla es FUNDAMENTAL acudir a un profesional de la salud mental.

¿Cómo funciona la depresión?

Cuando hablamos del mecanismo de la depresión, podemos pensar que a las tristezas naturales que trae consigo la vida, le estamos agregando más intensidad.

Así, si la tristeza porque me dejó mi pareja actual se siente un 6, la persona que está atravesando una depresión, la siente como un 9. Hay 3 puntos de más que se le agregan a la tristeza acorde a la situación de ruptura. Estos 3 puntos adicionales que siente la persona le corresponden en realidad a otra escena no sanada de antes.

¿Es posible salir de la depresión?

La persona depresiva dejó de desear. Y el modo de sanación es volver a entrar en el mundo del deseo. Volver a desear.

Para volver a entrar al mundo del deseo, primero debemos sanar eso que nos deprime, CONTACTAR con esto. Ir a sanar esas escenas que aún siguen sin cicatrizar y que están provocando ese monto de más de tristeza en la actualidad.

Si estás tramitando un proceso de profundo dolor, o si te viste identificado/a con algunos de los criterios de la depresión, consulta con un profesional de la salud mental.

Nuestro rol como terapeutas es justamente el de ayudarte a volver a desear, ayudarte a volver a encontrarte con eso que te enciende el alma, eso que te motive a levantarte todas las mañanas.


PsiMosquera


 


¿Funciona la terapia?


La terapia psicológica es una de las herramientas más poderosas para desafiar, conocer e integrar los monstruos internos. Nos confronta radicalmente con todas aquellas partes que desconocemos y rechazamos, para pasar a reconocerlas como propias, perdonarlas, liberarlas y amigarnos con ellas.

Antes de continuar con mis 5 recomendaciones para comenzar terapia, te presento 6 beneficios que acudir a un/a terapeuta traerá a tu vida:

• Ayuda a escucharte a ti mism@ y, como resultado de exteriorizar tus pensamientos y emociones, te permite ser congruente entre lo que piensas, dices y haces.

• Te empodera y ayuda a reconocer tus fortalezas, para vivir en mayor armonía con las demás personas y contigo.

• Te ayuda a construir tus propias herramientas para sentirte mejor contigo y con las situaciones que te rodean, gestionando mejor los conflictos.

• Propicia identificar y transformar tus creencias limitantes.

• Brinda un espacio donde eres escuchad@ sin ser juzgad@ por lo que dices.

• Te guía en el entendimiento de patrones familiares que repites, en los cuales te sientes atrapad@, para pasar a elegir conscientemente.

Acudir a terapia ayuda a construir herramientas para sentirte mejor.

Hay algo que debemos saber: no hay tipos de terapia que sean mejores que otras. Hay muchos tipos de personas, y por ello, muchos tipos de terapia. Lo que debemos descubrir, es qué tipo de terapia o terapeuta es más adecuad@ o “conecta” más con nosotr@s, con cómo somos. Por ello es que encontrar a un/a terapeuta acorde a nuestros gustos o personalidad implica una búsqueda. Un camino. Un recorrido, que vale la pena transitar.

1: Ten presente que el inicio de un proceso terapéutico generalmente es prueba y error.

La primera de estas 5 recomendaciones para comenzar terapia tiene que ver con tener en cuenta lo siguiente: Quizás pruebes vari@s terapeutas antes de dar con el/la indicad@ para ti. ¡Vale la pena probar! Eventualmente llega ese/a profesional que te hace sentir cómod@ y con quien emprendes un camino que nunca imaginaste.

Aquí algunas preguntas que pueden ayudar: ¿Online o presencial? ¿Con qué género te sientes más cómod@? ¿Hay alguna preferencia que tengas en mente?

2: Dedícale un momento a tu terapia.

Organizar lo importante que quieres y necesitas trabajar en cada encuentro sirve muchísimo. Dedicarte tiempo entre sesiones para notar qué cosas son urgentes de trabajar en el corto plazo porque te generan gran malestar, hace de la sesión un momento valioso y mucho más focalizado. Además te permite ir viendo el proceso terapéutico de manera global.

¿Cómo puedes hacerlo? Organiza tu día para tener media hora antes de tu sesión y dedica ese tiempo a ordenar las cosas importantes que te ocurrieron y deseas trabajar.

3: Recuerda que tu terapeuta no va a juzgarte.

De esto se trata la tercera de las 5 recomendaciones para comenzar terapia: Nadie niega que puede ser difícil abrirnos a personas desconocidas para nosotr@s. Sin embargo, l@ terapeutas estamos entrenados para escuchar sin juzgar. No olvides que el rol del/la terapeuta no es el de juzgarte, sino que se concentra junto a ti en desarrollar de la mejor manera soluciones a las problemáticas o temáticas que quisieras trabajar. Tu terapeuta es tu aliad@, no tu juez/a.

Dedica tiempo a prepararte para tu sesión.

4: No te angusties, las mesetas aparecen.

No siempre y cada semana o cada sesión será super reveladora (quizás si, pero no es lo habitual). Hay sesiones en las que no hay descubrimientos sorpresivos ni grandes revelaciones. Las mesetas aparecen. Es parte del camino.

Si sientes que estás estancad@ en el proceso, habla de esto con tu terapeuta.

5: Puedes no conectar con tu terapeuta.

Sí, como en toda relación entre dos personas, con tu terapeuta pasa igual que con cualquier nueva persona que conoces: Puedes sentirte cómod@ y conectar fácilmente, o puedes no hacerlo.

No está mal acudir con varias personas hasta que des con quien sí te sientas bien. El proceso de psicoterapia es bien profundo y es fundamental que sea un espacio en el que no te encuentres incómod@.

Hasta aquí las 5 recomendaciones que considero claves a la hora de comenzar terapia.

Si quieres comenzar terapia con el equipo de Psicologa_Mosquera, somos profesionales list@s para acompañarte en tu camino hacia el autoconocimiento y el bienestar.


Psicoterapia

PsiMosquera



Problemas de amor.

¿Puede haber problemas en el amor? Sí, sí y sí.

Y es que por muy cruel o desesperanzador que suene, no todo el mundo se fortalece y desarrolla su potencial al encontrar el amor. De hecho, muchas personas viven el amor como una carga que deben llevar a cuestas porque no saben, no pueden o no quieren construir y sostener un amor sano.

Están quienes experimentan una mayor plenitud por él, pero también quienes dejan de ser auténticos para mantener una relación que en el fondo solo les resulta angustiante. 

Las relaciones que valen la pena y nos nutren son aquellas donde coincidimos con otra persona mental y emocionalmente. Porque amar debería llevarnos a vivir más y mejor. 

Pero esto solo sucede si el amor no es enfermizo, adictivo ni dañino.

Para amar no hay que morir de amor

¿Cómo terminamos enredándonos en relaciones que nos amargan la vida en lugar de alegrarla y hacerla más disfrutable? 

Todo comienza con un pensamiento que no tiene nada de inocente: «Así es el amor». 


Donde -gracias o por culpa de- el enamoramiento lleva a incluir entre las características del amor a la peor compañía para una relación: el rechazo, la incertidumbre, la humillación, el ruego, la insistencia…

“Cada quien reinventa el amor a su manera y de acuerdo a sus necesidades y creencias básicas; cada cual lo construye o lo destruye, lo disfruta o lo padece.”

Walter Riso

¿Es posible que el sufrimiento sea la excepción y no la regla cuando se trata de amor? 

Problemas del amor y principios de supervivencia afectiva

Se trata de 10 problemas que detectó Walter Riso y para los que “recetó” 10 principios que nos protegerán para no morir de amor, comprenderlo y experimentarlo de manera sana.

Problema del amor n°1: Estás con alguien que no te quiere y no teme decirlo.

Quien no nos quiere, quiere irse. Y seguir allí es condenarse a convivir con un rechazo que no da descanso.

Principio de supervivencia afectiva n°1: Una vez que sabemos que la otra persona no nos quiere, aunque duela, lo mejor es aprender a perder y retirarse dignamente.

Problema del amor n°2: Existe otra persona a quien deseas y amas. 

Aquí no se trata de una aventura, sino de una relación construida paralelamente y es donde crees que quieres estar realmente. 

Principio de supervivencia afectiva n°2: El placer de la relación que te seduce y que sueñas con tener, suele estar en su ingrediente especial: es prohibida, no deberías tenerla.

Problema del amor n°3: Estás en pareja con alguien que no está seguro/a de sus sentimientos. 

Una pareja que fluctúa entre el amor y el desamor, entre el compromiso y “el amor casual” nos hace bailar al compás de ella. 

Principio de supervivencia afectiva n°3 ¿No es capaz de decidir ni contigo, ni sin ti? Este principio es simple: ¡Corre lo más lejos posible!

Problema del amor n°4: Sientes que tú no podrías prescindir de tu pareja, pero ella sí de ti. 

Esta idea condena a muchas personas a una vida complaciente: a decir «sí», cuando quieren decir «no» o acceder a acuerdos que no aceptarían en otras circunstancias o con otras personas, por miedo a perderlas.


Principio de supervivencia afectiva n°4: El poder afectivo lo tiene quien necesita menos a la otra persona. Por lo que deberíamos asegurarnos de construir amores no dependientes.

Problema del amor n°5: Hay otro amor que no puedes olvidar.

No es posible establecer nuevas relaciones si  tu mente y tu corazón se encuentran ocupados. Aunque intentas pasar página, no has hecho el duelo por el amor que terminó.

Principio de supervivencia afectiva n°5: Un clavo no siempre saca otro clavo: a veces solo estás añadiendo uno nuevo.

Problema del amor n°6: La vida en pareja es tan desgastante que te has olvidado de ti. 

A veces las personas se sacrifican por voluntad propia: deciden que amarán dando su 200%, con la creencia de que así, aún si la otra persona no pone nada, la relación se mantendrá plena.

Principio de supervivencia afectiva n°6: No te anules para que tu pareja funcione y sea feliz.

Problema del amor n°7: Tu pareja no expresa el amor como quieres y necesitas. 

Cuando esto pasa, la pareja afecta la autoestima provocando una herida de rechazo, una sensación de abandono y una distorsión del propio valor. Es importante hacerle saber a la otra persona cómo recibimos amor. 

Problema del amor  supervivencia afectiva n°7: Si el amor no se ve ni se siente, probablemente no esté allí.

Problema del amor n° 8: Has idealizado a tu pareja.

Apegarse a la imagen creada de la otra persona impide ver su lado normal, humano y especialmente quien realmente es. Y en ese caso, puedes abrir los ojos un día y descubrir que estás con alguien que no quieres.

Principio de supervivencia afectiva n°8: No idealices a quien amas. Ama a quien es.

Problema del amor n°9: Estás con alguien con quien tienes una gran diferencia de edad. 

Quizás es mucho más joven y, aunque no quieres convertirte en una persona celosa e insegura, temes que puedas dejar de gustarle. 

Quizás es alguien mayor, y no te identificas con su realidad, aunque pases por alto que no tengan puntos de encuentro en sus conversaciones.

Principio de supervivencia afectiva n°9: El amor no tiene edad, pero las personas enamoradas sí. No siempre funciona.

Problema del amor n°10: Te has separado recientemente y no quieres saber nada del amor.

Se trata aquí de lo que conlleva aceptar una separación, vivir con lo que duele y preguntarse si es posible empezar de nuevo. El fracaso puede ser algo que arrastre a las personas a evitar tomar nuevamente el riesgo de enamorarse. 

Principio de supervivencia afectiva n°10: Algunas separaciones nos permiten saber lo que no queremos del amor.

En este artículo, nos hemos introducido a algunos de los principales problemas del amor detectados por Walter Riso en su “Manual para no morir de amor”. En él desarrolla en profundidad cada uno de los principios de supervivencia afectiva que mencionamos aquí.

Puedes acceder a esta y otras lecturas recomendadas en nuestra Biblioteca virtual.


Equipo Psicóloga_mosquera


¿Idealizo el amor?

 

Idealizar el amor es esperar encontrar esa media naranja que nos completará para siempre.

Es percibir de forma exagerada las virtudes de la persona con la que queremos estar, y pasar por alto sus defectos.

Cuando eso pasa, nos hacemos una imagen errónea de la realidad, que afecta al vínculo.

Pero, ¿idealizar no es parte de enamorarnos?

Es cierto que en la etapa del enamoramiento, al inicio de la relación, suele darse un período de idealización natural donde todo parece ser color de rosas. Nos ilusionamos con la idea de que ese otr@ se ajusta perfectamente a lo que estamos esperando.

Cuando idealizamos, todo es color de rosas.

Pero si pasado un tiempo no descubrimos la paleta completa de colores que hay en la otra persona, es momento de preguntarnos si no estamos mirándole con un lente opaco que sólo nos permite notar los aspectos positivos.

¿Por qué idealizamos?

Descubrir el por qué idealizamos, es la materia prima con la que trabajar.

Existen muchos motivos que pueden estar detrás del por qué estamos idealizando nuestros vínculos. (Porque sí, la idealización no está reservada únicamente para las relaciones de pareja.) A continuación te presentamos 3 de las principales razones:

1. Idealizamos porque crecimos creyendo en una idea idealizada del amor.

Cuando las creencias que hemos aprendido y adoptado en nuestra crianza incluyen una idea idealizada del amor, esa creencia arraigada nos acompaña a la hora de comenzar cualquier vínculo.

2. Idealizamos porque intentamos cubrir nuestras propias necesidades, proyectando en el/la otr@ aquello que nos falta.

Es decir, si creemos que no somos atent@s o cariños@s, probablemente atribuyamos esos rasgos a la otra persona: la veremos súper atenta y cariñosa -aunque realmente no lo sea-, porque nosotr@s “carecemos” de eso, lo necesitamos, y lo proyectamos en él/ella.

3. Idealizamos porque tendemos a buscar la perfección.

Alcanzar la perfección es una meta que -aunque no es realmente posible- se encuentra en nuestra mente como algo que perseguimos en todo lo que hacemos. Y lo extendemos también a las personas con las que compartimos nuestra vida.

¿Cuál es el peligro de esta “ceguera” de idealizar?

La idealización conlleva varios riesgos, como la dependencia emocional, una relación basada en mitos del amor romántico, obsesiones, falsas expectativas seguidas de desilusión y frustración.

¿Has estado cieg@ de amor?

Si idealizaste mucho a una persona -estando “cieg@ de amor” enamorándote de alguien que no existe- y luego notaste que no era exactamente como pensabas, sabrás que la desilusión es grande.

Pero lo cierto es que el amor y el/la otr@ no son como queremos que sean, y lo único que ha sucedido es que la persona se ha hecho REAL, humana.

¿Cómo puedo dejar de idealizar a mis parejas de aquí en adelante?

Dejar de idealizar no es fácil. Requiere trabajo.

Si reconoces que te has estado vinculando desde la idealización y quieres transitar el camino de regreso a encontrarte con la persona que amas tal cual es, aquí van algunas recomendaciones:

Recomendaciones para dejar de idealizar tanto en el amor

1. Intenta mirar a la otra persona objetivamente.

Si te cuesta mucho hacerlo por tu cuenta, podrías preguntarle a otras personas valiosas y de tu confianza cómo ven a esa persona. Aquí la clave será mantener una actitud abierta a los comentarios de tu círculo cercano.

2. Analiza qué estás idealizando de la otra persona.

Eso que admiras y ves libre de defectos en él/ella, ¿se asocia a aquello que deseas en ti mism@? ¿Estás idealizando una carencia que tienes y no has intentado desarrollar?

3. Recuerda que NO existe la perfección.

Todas las personas tienen defectos y virtudes. Aunque aún no las hayas visto en la persona que estás conociendo, ten presente y recuérdate a ti mism@ que NO es la excepción a esta regla.

4. No esperes que la otra persona te complete o te alivie.

Nadie más -sin importar cuánto nos ame y le amemos- puede ser responsable de nuestra felicidad. Tú eres el/la únic@ persona que puede hacerlo.

5. Aprende de tus EXPERIENCIAS PASADAS.

Es probable que en tu infancia hayas visto a tus figuras cuidadoras como superhéroes y superheroínas. Quitarles a otras personas esos trajes de expectativas que les pusimos, hace que nuestras relaciones se vuelvan más auténticas y transparentes.

¿Has llegado hasta aquí y no sabes si estás idealizando a tu pareja?

El primer paso para dejar de idealizar el amor es reconocerlo. Si quieres identificar si estás idealizando, revisa si estas afirmaciones encajan con cómo le ves:

1. Todo es color de rosas, todo me gusta.

2. Creo firmemente que NO tiene defectos, que todo lo que dice o hace es excelente y perfecto.

3. Cuando hace algo que no me gusta, minimizo sus defectos. No los miro, los niego o los evito.

¡Anímate a encontrarte con la otra persona tal cual es!

Si estas afirmaciones resuenan contigo, lo más sano será animarte a descubrir quién está realmente allí, y ver si te gusta quién es en realidad.

La clave para mantener vínculos saludables y dejar de idealizar en el amor es no esperar que la otra persona sea lo que queremos. Aceptémosle tal como es en realidad.


Psicoterapia

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ELOGIAR

 

ELOGIAR

Elogiar, lo bueno de las personas que nos rodean suele ser una acción reservada para momentos especiales, o incluso para los servicios fúnebres -en los que la persona elogiada no puede interactuar con ellos-.

Elogiar es un acto demasiado poderoso como para privar a las personas de recibir esa inyección de confianza y satisfacción que genera el saber que son valoradas.

Enfocarse en las fortalezas en lugar de en las debilidades, se siente bien. Reconocer los talentos y habilidades de las personas -y darles el crédito por ellas- es realmente valioso.

¿Cómo elogiar y honrar a las personas que nos rodean?

Toda la gente desea ser vista, escuchada, admirada, valorada. Es algo natural en los seres humanos. ¿Cómo podemos hacerlo? O, mejor dicho, ¿en qué consiste elogiar? Estas son algunas formas de elogio:

Hacer saber que son amadas

El amor es una de las búsquedas y anhelos más grandes de la humanidad. El amor de pareja, de padre, de madre, de amigos/as, de hermanos/as… Saber que somos amados/as nos hace bien.

Por eso, adquirir el hábito de decirle a quienes amamos que lo hacemos -y no darlo por hecho porque “debería saberlo”, “es obvio”- es una hermosa y sencilla forma de elogiar.

Mostrar cuánto apreciamos sus cualidades

En un mundo que muestra modelos que se ven inalcanzables, que premia los récords y valora solo algunas habilidades, elogiar cualidades que muchas veces resultan invisibles, es un valiosísimo regalo.

¿Valoras lo confiable que es tu amigo/a? ¿Tu compañera de trabajo es la persona más organizada que conoces? ¡No dejes que se queden sin saber cuánto aprecias eso!

Reconocer lo que hacen por nosotros

Seguramente las personas que te aman hagan cosas por ti, y lo hagan sin buscar que las retribuyas por eso. Así funciona. Sin embargo, está muy bien -y es un acto de amor- dar valor a aquellos actos de amor desinteresado que tienen para con nosotros.

¿Alguien en la oficina se encarga cada mediodía de ir por el almuerzo? ¿Tu padre te ayudó en tu mudanza reciente? ¡Mantente agradecido/a!

Valorar eso que las hace únicas y auténticas

No hay nada más lindo que rodearse de personas que no fingen, y que dejan ver quiénes son, porque se sienten cómodas y valoradas por su entorno. Hay un gran valor en ser nosotros mismos, y si disfrutamos la autenticidad de las personas que amamos, ¡les encantará saberlo!

¿Una risa contagiosa es una cualidad? Puede que no, pero sin duda es una marca de autor.

No solo los atributos que consideramos virtudes son los que valoramos; también disfrutamos de aquello que no vemos en nadie más y aporta un aire fresco a nuestra vida.

Ideas prácticas para reconocer y elogiar a otros

Decide qué dirás:

No todas las personas tienen la misma facilidad para expresar lo que sienten, y eso puede representar una barrera que impida elogiar a quienes son importantes y valiosos para ellas.

Aquí una serie de frases para quienes se identifiquen con esta limitación, que solo es necesario completar con los detalles de aquello que queremos reconocer:

• “Tu eres la única persona que conozco que…”

• “Siempre me río cuando pienso en…”

• “Dejarás un legado sobre… cuando no estés”

Decide cómo lo dirás:

El medio no importa. Para llevarlo a cabo solo es necesario reconocer en nosotros mismos, cuál es la forma en la que nos sentiremos más cómodos, o podremos llevarlo adelante y será entendible para quien reciba nuestra gratitud y reconocimiento.

1. Escribe una nota

Puede tomar solo un minuto y transformarse en un recordatorio que lea cuando se desanime para quien lo recibe.

2. Graba un breve video

No tiene que ser complicado ni repasar toda su historia juntos. Quizás alguien vive lejos de ti, pero le alegrará verte -así sea virtualmente-.

3. Compón una canción

Esta opción no aplica para todos -pues no todas las personas tenemos el talento para hacerlo-.

4. Haz un dibujo

Otra forma de arte que es habitual para expresar amor y afecto durante la niñez, pero suele escasear entre la gente adulta.

5. Ponte creativo/a

Lo importante no es cómo, sino que suceda. Que no privemos a las personas de saber qué pensamos sobre ellas y que sepan que sinceramente su vida es valiosa para nosotros.

Este artículo está inspirado por la charla TED de Andrea Driessen, “The profound power of gratitude and living eulogies”


¡BASTA DE VICTIMISMO!

Son las 3:00pm, el día ha estado súper tranquilo, a las 3:15pm tengo sesión con la que hoy llamaremos Paula, así que prendo la computadora, mientras cierro mis ojos un rato para disfrutar de la calma, oigo que suena la computadora, anunciando que ya está lista para ser usada, entro a la sala, para esperar a paula, y allí está tan puntual como siempre, su cara está roja, sus ojos inflamados, es fácil deducir que ha estado llorando.  Le pregunto ¿Cómo te sientes paula? ¿Qué te pasó? Responde: Raúl me dejó,  encontré unos mensajes en su teléfono, con otra mujer, después de nuestra ultima sesión, estaba claro todo, se veían hace mucho y en sus mensajes le decía,  que la quiere, estuve toda la semana intentando entender que pasó ¿Cómo es que de repente la persona, con la que llevo 4 años quiere a otra persona? ¿Cómo? ¿Y yo? no me di ni cuenta, se ven hace 11 meses, cuando le dije que había visto el mensaje, con el corazón latiendo a mil por hora, y con un nudo en la garganta, ni siquiera me mintió, para hacerme sentir un poquito mejor, pero no, solo dijo: si es cierto, hasta aquí llegamos, sin anestesia, sin un poquito de compasión, se fue de casa, se llevó todo, así nada mas, 4 años tirados a la basura. Cada frase que pronuncia la hace llorar más intensamente. Sigue, no le importa nada, ahora que carajos voy hacer con mi vida, lo odio con todo mi ser, ¡Nereida! Te juro que nunca sentí,  tanto odio, tanto desprecio por alguien. ¿Cómo pudo ser capaz de hacerme sentir así? Paula culpa y responsabiliza a Raúl de todo su sufrimiento, y es entendible, mientras la escucho veo que esta atravesando la segunda fase de todo duelo, siempre después del Shop viene el enojo, la dejo que llore y que haga catarsis necesita dejar salir toda la rabia y tristeza que está cargando. Raúl le causó un dolor inmenso, si, pero la única responsable de volver hacer feliz es paula.


Cada día en cada decisión que tomamos elegimos entre dos posiciones, vivir como responsables o vivir como víctimas, nos dando nos cuenta o no, podemos culpar a otros de lo que nos pasa o podemos asumir que tenemos responsabilidad y la posibilidad de cambiar las cosas. Tomar responsabilidad es difícil, echarle la culpa a los demás, es fácil, nos pone en un lugar de héroes o de heroínas, y podemos relajarnos y decir es el otro el que hace todo mal no soy yo. Lo cierto es, que a largo plazo asumir la actitud de victima constantemente nos aleja de la felicidad, ya que asumir la responsabilidad nos hace pasar por momentos complicados, incómodos al principio pero alargó plazo, nos acerca a la felicidad. La responsabilidad es uno de los valores que te lleva por el camino de la felicidad, al final de este artículo te voy a revelar cual sería otro valor, que te llevaría por este camino, claro, si no lo sabes todavía. 


Eddie Fromm psicólogo Alemán dice que el victimismo es la psicología de vida de los que tienen miedo, de tomar las riendas de su vida. Antes de empezar hablar del victimismo vamos a definir que es, para no confundirl@s, el concepto de victimismo, no se refiere a víctimas reales, de crímenes terribles, las cuales seguramente nunca hubieran querido estar en ese estado de sufrimiento ni de corazón, la víctima real no elige ser víctima. Cuando diga victimismo a lo largo de este artículo me refiero a lo planteado por Daniel chilliolie, es un estudioso del fenómeno del victimismo,  el dice que vivimos hoy por hoy en una cultura victimista de allí viene la frase de hacerse la víctima,  que posiblemente hallas escuchado alguna vez, es decir sentirse vulnerable y maltratado por cualquier situación, persona o circunstancia, sea o no sea válido. La persona que se siente víctima exige una reparación ¿y por que, alguien quisiera hacerse la víctima? Por muchas cosas, Daniel chilliolie dice que la víctima es el héroe de nuestro tiempo, ser víctima da prestigio, exige escucha “siendo víctima te tienen que escuchar, que clase de persona poco ética e inmoral no escucharía a una víctima.” Promete y fomenta reconocimiento, se inmuniza ante cualquier crítica “¿Cómo vas a criticar a una víctima? Y garantiza la inocencia más allá de cualquier duda razonable.” “Si es víctima tenemos que creerle, el culpable es el otro, no es ella ¿cierto?” En otras palabras lo que quiere decir Daniel es que tener el papel de víctima, te coloca automáticamente en un lugar de poder. Imagina una línea horizontal en el polo de la izquierda, esta el roll de víctima,  y en el polo derecho está el tomar responsabilidad, son actitudes opuestas, o tomamos responsabilidad y accionamos para resolver lo que nos molesta o nos quedamos en el roll pasivo de víctimas y que sean los otros los que resuelvan por nosotros. Lo más terrible del victimismo es que la persona se reconoce quizás sin saberlo como una depositaria, de todo lo que pasa a su alrededor, es como un ente pasivo al que los demás o la vida le hacen cosas, sin que ella pueda hacer nada por evitarlo, es decir el roll de víctima le quita todo tipo de responsabilidad de poder de acción sobre su vida, la persona es como una hoja al compás del viento, aquí nos vamos a detener, porque esto no es así, la persona víctimista sigue siendo un sujeto activo , su identidad doliente es su elección,  elige sufrir, elige ser una hoja al viento, elige no resolver los problemas, la persona víctimista está en el lado opuesto de quien es dueño de su destino, está entregada a la fragilidad de su impotencia, porque esto le permite la pasividad y la queja, sin hacer nada al respecto, es la incomodidad, más incómoda y sufriente que se vive. 


El razonamiento que zullase al victimismo, es el que Niche explicó muy bien en uno de sus libros “yo sufro y alguien tiene que ser culpable de esto. La persona víctimista hace de su sufrimiento un proyecto de vida y vive bajo el color de: “ los otros me hacen cosas, pobre de mí.” El victimismo tiene muchísimos beneficios, el más remarcado diría que es el de ese estatus privilegiado de estar exentó de obligaciones. La persona víctimista no tiene ni culpa, ni responsabilidad de nada, la culpa es de los demás, la responsabilidad también es de los demás. Se les ve con un carácter angelical y puro, por ende de impunidad y imputabilidad, está como protegida de toda crítica, como decía Daniel en su mención al victimismo, por eso los que tienen que hacer y moverse son los demás.


Bueno, llego el momento complicado de este artículo, y digo complicado porque queremos traerte una noción muy sabia, pero puede generar algunas resistencias, la traemos porque todo lo que permita abrir el debate y cerrarlo, nos parece muy valioso, es una idea del psicólogo Mauricio Wentre, explica el roll del victimismo: el dice que no hay la posibilidad entre vínculos adultos de que halla una víctima o victimarios, aclarando como decíamos al principio sino hay algún hecho delictivo, o circunstancias violentas, hechos reales, pero entre adultos, en la vida cotidiana, y donde muchas veces nos sentimos víctimas, el dice que no hay esa posibilidad, no puedo ser yo víctima del otro, lo que si puede ser es que vayamos construyendo con la otra persona un vínculo en el que yo todo el tiempo me siento, víctima, es decir aunque no me guste yo estoy construyendo junto con la otra persona un vínculo, en el que quizás siempre hacemos lo que el otro quiere , y no lo que yo quiero, en el que el otro me agrede y yo no puedo poner límites, en lo que todo lo que hacemos juntos, no tiene que ver con lo que yo quiero, tiene que ver con lo que quiere el otro. Una víctima es alguien que no tiene poder, que no puede evitar de ninguna manera eso que le esta pasando porque no tiene ninguna herramienta para hacerlo. En los vínculos adultos que construimos cotidianamente, siempre tenemos poder, por más pequeño que sea y por mucho que nos cueste encontrarlo podemos, tenemos herramientas para construir algo diferente, ya sea quedándonos o yéndonos. Si yo me siento víctima de ese otro adulto con quien tengo un vínculo cotidiano probablemente lo veo como más poderoso, como alguien que puede decidir sobre mí, como alguien que me quita mis libertades, y no darme cuenta que por mucho que me cueste asumirlo, ese vínculo,  víctima, victimario, lo estamos construyendo juntos, estoy construyendo con el otro, un vínculo que no es sano para mí y eso es bien diferente, a pensar que el otro me esta sometiendo a algo, desde este mismo modo de entender. 


En los vínculos adultos,  nadie tiene el 100% de la responsabilidad de lo que pasa, la tengo yo, y no la tiene el otro, la tenemos ambos. En un vínculo entre adultos se juega siempre en un 50% , yo puedo trabajar en mi 50% pero nunca en el del otro, y el otro puede trabajar para hacerse cargo de su 50%, pero nunca del mío. Lo anterior  me vuelve libre, para irme del vínculo, si la otra persona no puede o no quiere cambiar su 50%, y esto a mi me hace daño, soy libre de irme y el otro también lo es. Si yo creo que yo, tengo toda la responsabilidad, o creo que el otro tiene toda la responsabilidad, no hay manera de cambiar, estamos imposibilitados, porque la vida es una sujeción de problemas, que tenemos que ir resolviendo, siempre va  haber problemas, uno a tras del otro, no frenan los problemas, sino que intercambian o se actualizan, la clave que nos va a llegar a la felicidad, es resolver, si estas evitando tus problemas, o no tienes ningún problema que resolver, te vas a sentir miserable, porque la gran clave es ¡resolver problemas! No es no tenerlos, la felicidad es un trabajo constante de resolución y problemas, la resolución de problemas de hoy, va a sentar las bases, de los problemas de mañana y así sucesivamente, no tenemos que alejarnos de los problemas que tenemos, sino que tenemos que ir buscando y encontrando, problemas que amamos resolver.


La felicidad aparece, allí donde encontremos problemas, que disfrutamos tener y que disfrutamos resolver.


Mucha gente duda en hacerse responsable de sus problemas, porque cree que hacerse cargo, significa también tener la culpa. La responsabilidad y la culpa, muchas veces aparecen juntas ¿Cuál es la diferencia? Culpable: es aquel que tiene la culpa de algo, es decir si yo violento a una persona, soy culpable, cometí un acto no ético, ilegal o penado y tengo que hacerme cargo de las consecuencias,  ahora si me despierto un día y encuentro un bebé en la puerta de mi casa, no es mi culpa que alguien lo halla abandonado allí,  pero el bebé si es ahora mi responsabilidad,  porque tengo que elegir que hacer y lo que sea que decida, ya sea quedármelo, ignorarlo o abandonarlo en otra casa, tendría problemas asociados y allí seria responsable de eso, como vemos, hay problemas que no son nuestra culpa, pero aún así, somos responsables de ellos es parte de la vida, lamento decirlo, pero es así.


Existe una diferencia entre culpar a alguien por tu situación y que la persona sea responsable realmente de tu situación, nunca nadie es responsable de tu situación, más que nosotros mismo, porque como les mencione antes la responsabilidad, es responder frente a algo que te sucede, nadie puede responder e ir en busca de tu felicidad, más que vos. Quizás mucha gente tiene la culpa, de tu infelicidad, pero nadie nunca puede ser responsable de tu infelicidad más que vos, eres tu y nadie más que tú , la única que puede decidir como percibe las cosas , como reacciona ante las cosas, como valora las cosas, siempre podemos elegir el parámetro con el cual evaluar las experiencias, nadie puede hacerlo por nosotros. Un escritor estadounidense llamado March Manson, escribió una idea, sobre la vida que me parece excelente para ilustrar todo esto y dice así: cuando empieza la vida, a todos nos reparten cartas, a algunos nos tocan mejores cartas que a otros y si bien es fácil obsesionarnos con las cartas que tenemos y sentir que nos tocó una partida malísima, el juego real consiste en las elecciones que hacemos con esas cartas, los riesgos que decidimos tomar y las consecuencias con las que elegimos vivir. La gente que toma las mejores decisiones en las situaciones que se le presentan con las cartas que tienen, son las que más se acercan a la felicidad y no es necesariamente la gente con las mejores cartas, hay quien sufre emocionalmente y psicológicamente, por deficiencias neurológicas o genéticas, hay quienes son abusados y violados, lastimado física, emocionalmente,  financieramente, eso no cambia la ecuación. Es verdad que heredar una mala partida no es nuestra culpa, no se puede culpar a nadie por nacer con una problemática psicológica o por haber nacido en una familia violenta, pero aún así, por más injusto que sea, es nuestra responsabilidad que hacemos con esto, somos responsable, siempre lo somos, de elegir las mejores opciones que tenemos, según nuestras circunstancias, ya sea que busquemos ir a terapia, un tratamiento psiquiátrico o no hacer nada, la elección de que hacer con esas cartas que nos tocaron es siempre nuestra y aunque nadie pasa por la vida sin coleccionar algunas heridas en el camino, es innegable que algunas enfrentan algunos problemas peores que otros, esto es cierto, hay personas que son victimizadas de maneras terribles, lo solemos ver en consulta todo el tiempo, personas violadas por sus padres o abuzadas por sus madres, personas torturadas. Es difícil aceptar esta idea de manera radical, después de ver y acompañar a personas que han padecido los crímenes más atroces que nos podamos imaginar, pero aunque esto nos atrofia o nos irrite un montón, no cambia que la responsabilidad de resolver esta situación, es nuestra.


Volvamos hablar de paula, mi paciente de este artículo,  paula sintió 55mil chuzadas después de la noticia de Raúl, paula ahora viene a consulta hace unos cuantos meses , la sesión que te conté al principio es de unos meses atrás, los siguientes meses después de ese día, Paula se sintió muy mal, semana a semana era Raúl el centro de nuestras sesiones y era miserable, el duelo fue crudo, tocó sus heridas más profundas y no podía evitar seguir responsabilizando a Raúl de todo su malestar, esto solamente empeoraba su sufrimiento, poco a poco sesión a sesión, Paula fue entendiendo que ella no puede controlarlo, no importaba cuanto le rogara volver, cuanto amor le demostrará,  cuanto empeño pusiera en transformarse en la mujer de su vida, nunca iba a poder controlar lo que Raúl siente ahora, y aunque el tenía la culpa de como se sentía Paula, no era el, el responsable,  la responsable era Paula y entender eso le destrozaba, porque tenia que hacer algo, con toda esta nube negra de emociones, poco a poco Paula, le decía yo, un paso a la vez, a la tormenta se le atraviesa despacio, a conciencia, sin prisa, después de varios meses de un duelo descarnado, Paula escribió algo que trajo a sesión, un fragmento escrito en un momento de mucho dolor, pero de mucha lucidez, marcó para mi el avance a la última etapa del duelo, la aceptación y con esto la toma de responsabilidad de Paula por su mundo emocional. Me dejas leer algo que escribí ayer, me dijo, claro te escucho: estos últimos días, empecé a entender qué aunque Raúl me halla desgarrado el alma y es culpable de eso, ahora es mi propia responsabilidad, hacerme feliz a mí misma de nuevo, el no va a venir a arreglar mi mundo y no tiene porque hacerlo, soy yo responsable de mi mundo, me da mucha rabia aceptarlo, y se sentía mejor culparlo a él de mi malestar, reprocharle, que venga a sanar, todo esto que rompió en mí,  parecía darme cierto alivio, pero en realidad no, solamente me quita poder y me hace sufrir más , porque estoy esperando algo que no va a volver. Después de esta sesión volvimos a ella, nos enfocamos en su responsabilidad, en el bienestar que este duelo le había quitado, y poco a poco, muy despacio Paula empezó a sentirse mejor, seguía detectando a Raúl, le seguía pareciendo un desalmado, pero ahora estaba tomando la responsabilidad de sus propias emociones, además este duelo nos permitió profundizar en su proceso terapéutico,  pudimos bucear en algunas alarmas de Raúl, que Paula había decidido ignorar, pero que no quería volver a aceptar,  en una futura pareja, ahora era más consciente de el, también pudo reconocer muchas veces en las que ella había sido muy egoísta, poco sensible o distante con el, lo que hizo mal Paula ¿justifica a Raúl? No, claro que no,  pero tener la capacidad de ver en una circunstancia dolorosa que cosas no queremos repetir o que cosas hicimos mal, para no tener los mismos resultados, es de los aprendizajes más profundos de todo proceso terapéutico. 


A todos nos encanta asumir la responsabilidad del éxito, cuando hacemos algo bien, salimos a decir esto lo hice yo, pero cuando tenemos que asumir la responsabilidad de nuestros problemas o errores, nadie quiere salir a decir yo me equivoqué, lo que no entendemos es que lograr esto último, es muy valioso e importante, ya que aquí entendemos como hacer para la próxima, es donde ganamos poder, culpar a los demás, es hacernos daño a nosotros mismos.


Podemos empezar por estas preguntas para mejorar nuestros vínculos:

¿Qué hago yo para que a la gente le resulte tan difícil entenderme? ¿Cómo puedo explicarme mejor? ¿Qué conductas hago yo para que la gente crea que puede  abusar de mi tiempo? ¿Puedo hacer algo para dejar en claro que mi tiempo es valioso? Es decir tratemos de cambiar nuestras preguntas internas tratando de sacar la responsabilidad del mundo exterior, para dirigirnos a nuestro interior. Ahora elige una situación de tu vida que te incomode y completa la frase me molesta que _______________________ y ahora cambia la pregunta, acuérdate, vamos a pasar del exterior al interior ¿Qué acciones por más pequeñas que sean hago yo, para que esto siga sucediendo? ¿Podría hacer algo diferente? ¿Para que esto deje de pasar? Y ¿como te fue? ¿Alguna nueva idea para tomar responsabilidad? Podemos empezar a tomar responsabilidad con cosas pequeñas, como asumir que te quedaron sucios los platos, o que le echaste más sal de lo que se debía a una comida, o que se te olvidó poner la alarma para ir al trabajo,  cualquier consecuencia de una acción, es buena para ejercitar la toma de responsabilidad, la idea es ir quitándole al mundo la culpa, para empezar a asumir nosotros aquello que nos corresponde, obvio esto implica hacerse cargo de aquellas cosas de las que si, te corresponde hacer te cargo, no de todo lo que pasa a tu alrededor, porque si te hicieras cargo de todo, esto te pondría en lugar de víctima otra vez, por esto hay que tener cuidado con los extremos. Una vez que incorpores este cambio de foco, como hábito, vas a ver, que bien se siente la sensación de recuperar el control de tu vida. 


Llegamos al final ¿adivinaste cuál es otra de las herramientas para alcanzar la felicidad en nuestra vida? Asumir nuestra responsabilidad. Hay una relación entre victimismo y no tomar responsabilidad, entre felicidad y tomar responsabilidad.


Aceptar la responsabilidad de nuestros problemas es el primer paso para resolverlos, y esta hípercomprobado que resolver problemas nos acerca a la felicidad.


Gracias por leernos.


psimosquera

Sanación emocional

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Apegos


Reglas de oro para parejas.

 El especialista en temas de pareja Gottman, descubrió que existen estrategias de convivencia que permiten -en su caso de estudio a los matrimonios- construir parejas felices. Se trata de siete reglas de oro que cualquier pareja puede aplicar, desarrollando la inteligencia emocional para impedir la separación.

En este artículo vas a encontrar las siete reglas de oro descubiertas por Gottman para vivir en pareja.

PRIMERA REGLA DE ORO PARA PAREJAS: MEJORAR LOS MAPAS DEL AMOR

¿Qué es un mapa del amor y cuál es el de tu pareja? Se trata de aquella parte de nuestra mente que guarda el conocimiento íntimo y profundo de la otra persona.

Este mapa -cuando es amplio- permite a una pareja tener la fortaleza para afrontar los problemas, y por sobre todo, ofrece a cada miembro de la pareja el saberse conocido y valorado por la otra persona.

• Para ampliar el mapa del amor de una pareja Gottman propone algunos “juegos” que pueden repetirse periódicamente: dinámicas de preguntas y respuestas, superficiales y más profundas e íntimas, que ayudan a descubrir el mundo interior de cada parte.

Así, la primera regla de oro podría traducirse como trabajar en el conocimiento profundo de tu pareja.

SEGUNDA REGLA DE ORO PARA LA VIDA EN PAREJA: CULTIVAR EL CARIÑO Y LA ADMIRACIÓN

Cuando una pareja cuenta con un conocimiento mutuo profundo, el cariño y la admiración por las características de la otra persona son el fundamento de esa pareja. ¿Pero qué pasa cuando notas que estás dejando de admirar a tu pareja? ¿Hay solución?

Gottman propone algunas prácticas: la más sencilla es meditar en qué te gusta de la otra persona. Pero también incluye otras más extensas y profundas como recordar cómo llegaron a estar junt@s como pareja, hacer una lista de cualidades o rasgos positivos y traer a la memoria anécdotas donde esas cualidades brillaron.

Si se trata de un caso extremo, Gottman plantea un desafío mayor: Siete semanas de cariño y admiración, donde cada día se exprese un pensamiento positivo de la pareja y se realice una muestra concreta de cariño.

TERCERA REGLA DE ORO PARA PAREJAS FELICES: ACERCARSE AL OTRO.

Acercarse al otro (o la otra) consiste en ser intencional y destinar pequeños momentos a la comunicación e interés por escuchar sus necesidades y deseos. Esta actividad cotidiana muestra el cariño y la comprensión presente en la pareja, y mantiene viva la pasión.

• La recomendación de Gottman para aplicar esta regla es incentivar las conversaciones relajantes, buscando un momento del día en que la pareja esté receptiva para lograr un acercamiento emocional.

CUARTA REGLA DE ORO: DEJA QUE TU PAREJA TE INFLUYA.

Estamos en la mitad de las reglas, y en esta se trabaja sobre el poder. ¡Así como lo lees! Gottman comprobó que las parejas donde existe una influencia mutua son más felices en sus relaciones que aquellas donde se disputa el poder.

Además, observó que en general las mujeres se dejan influenciar más por los hombres y son más capaces de compartir el poder, mientras que los hombres tienden a responder negativamente a la influencia de las mujeres.

Compartir el poder en la toma de decisiones es una característica esencial de una pareja emocionalmente inteligente, y demuestra el valor y respeto que se le da a los pensamientos e ideas de la otra persona.

QUINTA REGLA DE ORO PARA PAREJAS: RESOLVER LOS PROBLEMAS SOLUBLES

Los problemas solubles suelen ser situacionales: se centran en un asunto particular y no tienen un conflicto subyacente. Pero estos si no se los afronta de manera efectiva y comprometida pueden volverse profundos e irresolubles.

• Para dar solución a esta clase de problemas Gottman plantea los siguientes pasos: Primero, suavizar la discusión evitando colocar la culpa en el/la otr@ y expresarse con claridad. A continuación, estar dispuest@s a dar y recibir intentos de desagravio y proponerse ambas partes tranquilizarse (e incluso desviarse del conflicto por unos minutos). Para terminar, llegar a un compromiso mutuo donde ambos cedan (regla de oro número cuatro) y ser tolerantes.

SEXTA REGLA DE ORO PARA LA FELICIDAD EN LA PAREJA: SALIR DEL ESTANCAMIENTO.

Estancarse quiere decir que tienen ciertos sueños que no están cumpliendo o respetando. Al tratarse de las esperanzas, aspiraciones y deseos que forman parte de la identidad, son una fuente de problemas cuando no caminamos en pos de alcanzarlos.

Una clave para construir parejas felices es lograr integrar los sueños de cada un@ en el concepto de la vida en pareja, apoyándose un@ al/la otr@. Y el secreto para conocer los sueños de tu pareja es desarrollar un vínculo de amistad.

SÉPTIMA REGLA DE ORO EN LA PAREJA: CREAR UN SENTIDO DE TRANSCENDENCIA.

Hay algo seguro: Cuánto más compartidas sean las ideas fundamentales de la vida en una pareja, más significativa y fácil será la relación. Pero esto no siempre sucede, ya que cada persona forma sus ideas a lo largo de un recorrido único.

Por eso, la clave no está siempre en compartir al 100% la manera de ver la vida, sino en ser abiert@s a la perspectiva del otro, a sus posturas y pensamientos, hablando de los valores de cada un@ con sinceridad.

• Una buena manera de trabajar en fortalecer este aspecto de la pareja es hablar sobre los rituales de la niñez y luego planear junt@s un ritual propio; compartir abiertamente los objetivos personales y poner en común los objetivos de la vida en pareja para tener una vista completa de hacia donde van.

Aplicar estas siete reglas de oro ayuda a las parejas a conocerse, mantenerse conectadas, con un futuro compartido y herramientas para hacer frente a los conflictos que cada una enfrenta.


Gracias por leernos.

Equipo Psicóloga_mosquera


CHANTAJE EMOCIONAL

 

El chantaje emocional es una forma de manipulación en la que se utiliza la amenaza de un castigo, de manera directa o indirecta, para lograr que alguien cumpla el deseo personal del chantajista.

«Sufrirás si no te comportas como quiero».

¿Cualquiera puede chantajearnos emocionalmente?

• En primer lugar, quien puede chantajearnos emocionalmente es alguien con quien sostengamos una relación valiosa.

• Además, esa persona debe conocer nuestros puntos vulnerables e incluso nuestros secretos más recónditos.

• Ser un chantajista no implica que la persona no se preocupe por la persona que recibe su chantaje, pero cuando teme no salirse con la suya utiliza aquello que conoce para formular las amenazas con las que conseguir la obediencia que quiere.

Las personas chantajistas no lo hacen pensando en cómo destruir a quien manipulan. Recurren a este mecanismo para garantizar su seguridad.

El miedo — ya sea a la pérdida, al cambio, al rechazo o a la pérdida de poder— es algo

que comparten quienes se convierten en manipuladores. Y aún más, el potencial de chantaje se dispara cuando aumentan sus temores.

El chantaje emocional funciona como una defensa para no sentirse herid@s ni asustad@s.

Las seis fases del chantaje emocional

1. La demanda

La persona que toma el rol de chantajista quiere algo de quien será objeto de su manipulación y le sugiere aquello que desea. Esta sugerencia puede ser clara -cuando los deseos se informan de manera concreta y explícita- o indirecta.

2. La resistencia

En esta fase la propuesta se rechaza. Al igual que sucede con la demanda, esta resistencia puede ser directa -manifestando con claridad que no se quiere actuar de acuerdo a ella- o indirecta -haciendo que la respuesta negativa sea entendida aún sin decirla-.

3. La presión

Al comprobar que la respuesta recibida es distinta a la esperada, quien chantajea no intenta comprender los sentimientos de la otra persona y decide presionarla para que cambie de opinión. Habitualmente sucede que en esta fase se acusa a quien no ha aceptado la demanda original, haciéndole cargar con la culpa.

4. Las amenazas

Al chocar contra la resistencia, llega la amenaza: puede consistir en hacer un daño o producir malestar. También puede amenazar con poner fin al vínculo, cortar la comunicación o poner por delante una recompensa solo disponible en caso de acatar la demanda.

5. La capitulación

Ya establecimos que el vínculo con la persona que ejerce la manipulación es muy valioso para quien es chantajead@ por ella. Por eso, se autoconvence de que tal vez se ha equivocado al negarse y deja de resistirse.

6. La repetición

La victoria en el chantaje da origen a un período de calma para ambas partes de la relación. Pero da algo más a quien ha ejercido el chantaje: la información acerca de que presionar y provocar un sentimiento de culpa es un mecanismo útil para conseguir lo que se proponga.

Así se sientan las bases del chantaje emocional.

De la manipulación al chantaje emocional

Al repasar la lista, da la sensación de que todas las alarmas tendrían que dispararse al instante, pero lo que pasa normalmente es que entramos en el ciclo del chantaje emocional antes de darnos cuenta.

¿Por qué pasa esto? En parte es porque el chantaje es una forma extrema de una práctica que es moneda corriente: la manipulación.

Todas las personas manipulamos y somos manipuladas. Hemos aprendido muchas formas de convencer a alguien más para que haga lo que queremos, incluso sin pedírselo.

De hecho muchas veces preferimos no pedir para no exponernos a recibir una respuesta negativa. Permitir que las personas sepan de manera clara y directa lo que queremos provoca miedo: a parecer demandantes, o dependientes, o incapaces; a que nos rechacen o nuestro deseo no sea compartido.

Pero la manipulación pasa a ser chantaje emocional cuando se aplica repetidamente para obligar a otras personas a acatar las demandas del chantajista a costa de sus propios deseos y bienestar.

Formas habituales de chantaje emocional

• Gaslighting: En él, la persona chantajista trabaja sutilmente y es debido a eso que la persona que recibe el chantaje no se percata.

• Love bombing: El «bombardeo de amor» es una estrategia de manipulación en la que una persona demuestra atención y afecto desmedido e insistente, con el fin de atrapar a la otra persona.


Gracias por leernos.


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